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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La letra tiembla

"El anterior inquilino dejó en el poema / la cama deshecha y las sábanas sucias, / llenas de hendiduras y desesperación. / Han entrado a saco en el poema / y estropeado palabras que debían ser tuyas". Estos versos de Escrito en la nieve dicen mucho de la poética de Harkaitz Cano (San Sebastián, 1975), junto a Kirmen Uribe y Miren Agur Meabe, uno de los más prometedores poetas en euskera. Al contrario que los dos citados (ampliamente vertidos al castellano en Visor y Bassarai), de Cano no se habían traducido más que unos pocos poemas en antologías y revistas. Todo lo contrario que su narrativa: es reciente su Jazz y Alaska en la misma frase (Seix Barral) y disponibles estaban ya las prosas de El puente desafinado (Erein). Por eso es encomiable la aparición de Interpretando los temblores, una selección de los dos poemarios de Harkaitz Cano: Como el humo en la niebla y Alguien anda en la escalera de incendios.

INTERPRETACIÓN DE LOS TEMBLORES

Harkaitz Cano

Traducción del autor

Atenea. Madrid, 2004

120 páginas. 10 euros

Abiertamente narrativa, la poesía de Cano no desdeña el irracionalismo, aunque en su caso éste procede menos del automatismo de la escritura que de una visión de la realidad que ilumina sus rincones más desoladoramente absurdos ("Desde que se llevaron las camas de la ciudad / se hace el amor en los hornos de las cocinas"). Pese a su escepticismo, este conjunto de poemas mantiene una reserva sentimental que protege al individuo frente a la intemperie urbana. En ese espacio surge un poema como Quimioterapia: "Hay sólo una cosa que me deprima más / que los hospitales; no son los cementerios. / Me refiero a los autobuses de línea regular llenos de gente / que acude a los hospitales / Esa gente, con su radiografía bajo el brazo / en un sobre, la mirada perdida / en un oscuro pozo". Interpretando los temblores habla de la ciudad y de sus consecuencias. Y de las palabras que tratan de dar cuenta de ello. Las conclusiones ("El ingenuo que creyó ver nacer la libertad consigo, farfulla: / no hay dios sin cadena y sin condena") no dejan muchos resquicios para la esperanza, pero al menos apuntan que la conciencia, a veces, es un refugio contra la tormenta de las injusticias disfrazadas de vida cotidiana.

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