El Barça, en caída libre

El Barcelona se precipita en caída libre. Nada ni nadie parece capaz de detener el descalabro del conjunto azulgrana que, ayer, ante el AEK de Atenas, sumó una nueva y dolorosa derrota, la séptima en los últimos nueve partidos, la cuarta en la Euroliga (91-79).

Los azulgrana podrán apelar al infortunio, que existe. A las importantes bajas que lo merman (Dueñas y Fucka). O a una plantilla que, por mucho que diga Montes, se demuestra a todas luces insuficiente para competir al más alto nivel. Pero hay algo más. Al Barcelona le falta la chispa, la frescura y, sobre todo, el ánimo para sacar los partidos adelante. Adolece de ese plus de competitividad que siempre le ha caracterizado, el mismo que mostró en el inicio de temporada y del que, en las últimas semanas, apenas ha dejado rastro.

Ayer, ante un rival como el AEK, al que, en el primer partido de la Euroliga, superó con comodidad (12 puntos) en el Palau, y pese a contar con el mejor Bodiroga de las últimas semanas (19 puntos), el Barça fue incapaz de decantar un duelo que, a tres minutos de la conclusión, aún tenía a tiro (76-67). Pero al triple de Drejer, el primero de los azulgrana en el partido, respondió Xatzis de la mejor manera: otros dos consecutivos que sentenciaron la contienda. Al Barça le deshauciaron los mismos errores que le condenaron en el segundo cuarto, cuando los griegos, liderados por un acertadísimo Nicevic, llegaron a abrir una brecha de 16 puntos (41-25).

La estadística azulgrana es elocuente: un 17,6%, en una serie horrorosa de 3 triples anotados de 17 intentos y un 43, 9%, con 18 aciertos en 41 intentos de lanzamientos de dos. Pocas veces en esta campaña el Barça había estado tan negado de cara a canasta. Porque ayer la defensa funcionó, al menos a ratos. Y hasta del rebote, el endémico mal azulgrana, salió bastante bien parado, pese a las ausencias de Dueñas y Fucka. Bodiroga, aún griposo, se fajó especialmente en esta faceta.

Pero el Barcelona, que llegó con posibilidades al final, las desaprovechó. Dejó que el AEK le igualase la diferencia de puntos (12), y, sobre todo, dio una mala sensación: ha perdido la confianza y le puede el miedo a perder.