La Real despeña al Málaga
Nihat y Kovacevic lideran la goleada al conjunto de Gregorio Manzano
Languidece el Málaga. Este curso parece tener más difícil que nunca el enésimo milagro. Amoroso y Wanchope no están metiendo los goles que se creyó y que su actuación durante el primer cuarto de la Liga alimentó. Lo peor es que se han convertido en la única baza atacante. El Málaga carece de calidad en el centro del campo y lo más útil que se le ocurre, que con demasiada frecuencia se le ocurre, es lanzar pelotazos a dos delanteros que ya hace tiempo que dejaron atrás su plenitud física.
Se las prometía muy felices la Real con la torrija con la que los de casa saltaron al terreno de juego. Con un orden de líneas aseado, ni siquiera necesitó que ninguno de sus jugadores hiciera algo extrordinario para ponerse por delante. Al cuadro vasco le bastaba con pasarse la pelota como en los entrenamientos. El Málaga no tenía pulso para ejecutar presión alguna.
MÁLAGA 1 - REAL SOCIEDAD 5
Málaga: Calatayud; Valcarce, Fernando Sanz, Juanito, Gerardo; Duda, Miguel Ángel, Romero, Edgar (Rodríguez, m. 80); Amoroso y Wanchope.
Real Sociedad: Alberto; Rossato (Garrido, m. 77), Labaka, Luiz Alberto, Lopez Rekarte; Karpin, Mikel Alonso, Aranburu, Gabilondo; Nihat y Kovacevic (Gari, m. 87).
Goles: 0-1. M. 11. Kovacevic de cabeza. 1-1. M. 41. Valcarce centra al área, pero el balón se desvía y bate a Alberto. 1-2. M. 52. Gran jugada de Nihat, que cabecea Kovacevic. 1-3. M. 60. Labaka, al saque de un córner. 1-4. M. 70. Nihat, solo frente a Calatayud. 1-5. M. 80. Nihat.
Árbitro: Pérez Burrull. Expulsó con tarjeta roja directa a Gerardo (m. 79).
Unos 12.000 espectadores en La Rosaleda.
Romero había tenido una ocasión espléndida a los cuatro minutos tan sólo del partido y su equipo pareció olvidarse de todo lo previsto y ensayado para el día. No le sacó del despiste ni el espléndido de los primeros dos goles de Kovacevic en la noche de ayer. El brasileño Rosatto lanzó un globo veloz y potente para embocar en el punto de penalti. Por allí merodeaba Kovacevic, que cabeceó como diría el Mono Burgos: "Más solo que Adán en el Día de la Madre".
Si un equipo que se enfrenta a la Real no tiene tatuado en la frente que no se le puede dejar ni un metro libre a Kovacevic es que algo falla. O de táctica o de actitud. Pero algo que urge encontrar si se quiere evitar el despeñe total del equipo.
Un gol de fortuna, el típico centro a la olla que se desvía, se desvía y se desvía hasta entrar por el ángulo dejando en evidencia al portero contrario, insufló algo de vida en las vísceras del equipo con cara de cadáver. Valcarce consiguió ese gol tonto, pero efectista y ligeramente efectivo.
Los malagueños salieron en tromba en la segunda mitad, pero, aun así, no tuvieron ni una tercera parte de ocasiones de las que habían desaprovechado los rivales en el tiempo anterior. Con todo, Alberto tuvo la oportunidad de redimirse del cuasi gol olímpico de Valcarce y con la punta de los dedos sacó un balón que había cabeceado Amoroso blando, pero sutil.
Clausurada por falta de ideas la escaramuza malaguista, el equipo donostiarra se limitó a ser una versión correcta de sí mismo. Echó entonces mano de la paciencia para esperar que los ataques malaguistas se desarmaran solos y Nihat y Kovacevic se regalaron un festín de carreras y goles. No hizo falta más para despeñar al Málaga de Gregorio Manzano.
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