Caos en la fiesta de Mandela
Los niños lloraban y gritaban cuando lograron salir de la multitudinaria fiesta que organiza desde hace 11 años en Navidad Nelson Mandela en su pueblo natal Qunu, en la zona montañosa del Cabo Oriental, en Suráfrica. Es, para muchos de ellos, la única fiesta del año. Justamente la popularidad de la reunión fue el problema. Los organizadores esperaban unos 20.000 niños y tomaron precauciones para poder acomodar otros 10.000 más. Pero llegaron 76.000 personas, entre niños y adultos, cuatro veces más del número esperado.
"Teníamos un problema. Para las nueve de la mañana ya habíamos contado 20.000 personas, que era el número que esperábamos, y no podíamos cerrar las rejas, pues afuera había muchísima más gente y temíamos que pudieran provocar una avalancha", dijo Archie Tsoku, gerente de desarrollo empresarial de la Fundación para la Infancia Nelson Mandela.
Todo comenzó al amanecer cuando miles de niños esperaban pacientemente junto a sus familiares a que la fiesta comenzara fuera de la casa de Mandela. La primera desilusión llegó cuando la gobernadora de la provincia, Nosimo Balindlela habló a la multitud: Nelson Mandela, por primera vez, no estaba para entregar los regalos a los niños. El ex presidente había cancelado todas las actividades hace dos semanas, pues el único hijo que le queda con vida, Makgatho Mandela, está ingresado en una clínica en Johanesburgo, desahuciado.
Al terminar el discurso de la gobernadora los niños se pusieron de pie, pues pensaron que había llegado la hora de recibir el esperado regalo. Pero la entrega era muy lenta y la gente empezó a empujar. Las colas desaparecieron y la policía intentó en vano restaurar el orden. Los niños lloraban preguntando por sus padres, que habían corrido hacia el proscenio con la esperanza de conseguir uno o dos regalos.
Los organizadores cancelaron en ese momento la fiesta. Sólo cien niños lograron recibir su regalo. La fundación informó de que, afortunadamente, no había habido heridos y de que los regalos se entregarán en Johanesburgo, en los jardines infantiles. Ahora se plantean la continuidad de la fiesta navideña.-
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