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Reportaje:

Cómo salvar una vida

Especialistas en reanimación cardíaca y pulmonar enseñan a los estudiantes de medicina

El hall de la facultad de Medicina de Valencia se convirtió ayer en una improvisada sala de prácticas. En el suelo, los estudiantes se arremolinaban sobre unas colchonetas en las que descansaban maniquíes a los que había que reanimar a través del boca a boca y técnicas de estimulación cardíaca. "Esto debería saberlo todo el mundo", apuntaba Amparo Aguilar, médico de Samu que participa en una campaña para difundir la reanimación cardiopulmonar. "La cardiopatía isquémica [anginas de pecho, infarto de miocardio] es la principal causa de muerte y estos procedimientos ayudan a salvar vidas", añadía. De hecho, cada minuto de retraso en atender a estos pacientes disminuye en un 10% las posibilidades de supervivencia.

Ante una parada cardíaca repentina, lo primero es buscar ayuda y llamar al 112. Pero hasta que llega, hay que mantener vivo al paciente. El primer paso, una vez se comprueba que el paciente no respira ni late su corazón es asegurarse de que la vía aérea está libre. Luego se han de practicar dos insuflaciones boca a boca tapando la nariz y 15 compresiones del esternón. Exáctamente, en el centro del tórax, dos dedos por encima del principio de este hueso con el talón de la mano después de entrelazar los dedos con la otra. Lo ideal es alternar estos dos procedimientos para alcanzar 100 compresiones por minuto.

La campaña, impulsada por la Fundación Española del Corazón, el Instituto Valenciano el Corazón, la Consejería de Sanidad, la sociedad española de cardiología y la Universitat de València pretende extender estos procedimientos entre los estudiantes de medicina "y que ellos los difundan a sus compañeros y amigos", apunta Aguilar.

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