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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

La última oportunidad de IU

Soledad Gallego-Díaz

Por primera vez en bastantes años, una asamblea extraordinaria de Izquierda Unida (IU) despierta el interés no sólo de sus propios afiliados, sino también del resto de los partidos políticos, muy especialmente del Partido Socialista y del Gobierno. Detrás de la difícil ratificación de Gaspar Llamazares como coordinador general de IU hay los clásicos enfrentamientos personales que han jalonado la historia de esta organización desde hace años, pero también una notable interrogante sobre su futuro. "Ésta no es una asamblea de trámite. Es una asamblea decisiva", advierte uno de los principales dirigentes de la organización. "Aquí se discute no sólo del proyecto, sino de la dirección para llevarlo a cabo", añade.

Forma parte del Gobierno del País Vasco, Cataluña y Asturias, y dispone de cinco diputados necesarios para la mayoría parlamentaria del PSOE

La situación política de IU es curiosa. Como agrupación electoral viene sufriendo un progresivo declive en votos y en escaños. El 14 de marzo logró un 4,96% de los votos y cinco escaños. Cuatro años antes convocó a un 5,45% de los votantes y logró ocho diputados. En las elecciones generales anteriores (1996) superó el 10,5% de los sufragios y se colocó en el Congreso con 21 escaños.

Sin embargo, es en estos momentos, con muy pocos diputados, cuando tiene un papel más determinante. Forma parte del Gobierno autonómico del País Vasco, Cataluña y Asturias; ha entrado en ayuntamientos que siempre le fueron esquivos, como el de Sevilla, y, sobre todo, el Gobierno de la nación necesita sus cinco votos en el Congreso de los Diputados para sacar adelante la mayoría de sus proyectos legislativos. "Y justo ahora es cuando tenemos la mayor crisis de IU en toda su historia", asegura un dirigente regional.

Nada garantiza que en próximas elecciones se vaya a parar la sangría de sufragios. "Ese es nuestro gran problema, el problema de fondo de Izquierda Unida: cómo evitar convertirnos en una fuerza política marginal", reconoce un dirigente de IU. Ése, desde luego, es el principal problema de la gestión de Gaspar Llamazares. El actual coordinador y sus principales apoyos creen, sin embargo, que esta peculiar situación de ahora es, precisamente, la gran ocasión para recuperar el pulso.

Además, afirman, sus principales detractores, los dirigentes del Partido Comunista (PCE), integrado en IU, no pueden tampoco presentar una gestión más brillante: su número de afiliados es cada vez más escuálido. La prueba es que en las elecciones autonómicas de Andalucía, donde domina Felipe Alcaraz y el PCE, el declive es muy parecido. En 1994 superó el 19% de los votos, con 20 puestos en el Parlamento de Sevilla. Cuatro años después se quedó en el 13,8% de los sufragios, con 13 escaños. En 2000, el descenso fue aún superior: un 8,5% y 6 escaños. Finalmente, en 2004 se conservaron los escaños, pero se bajó de nuevo en el porcentaje de voto (7,5%).

Apoyo interno

Sea cual sea el resultado de esta asamblea extraordinaria, opina un relevante militante, lo que está claro es que supone una "última oportunidad" para Izquierda Unida. Las dos corrientes principales (una representada por el propio Llamazares, que cuenta con el total apoyo de la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, y otra por Felipe Alcaraz y Enrique de Santiago, un veterano y un joven del PCE, respectivamente) tienen suficiente apoyo interno como para seguir influyendo en la organización, sea quien sea el vencedor formal del congreso.

Pero si gana el sector de Alcaraz, es muy posible que un amplio grupo opine que ya "no cabe en el proyecto". Para ese sector, IU tiene un espacio social propio en el electorado, pero siempre que conserve el contacto con la realidad, ofrezca una política de alianzas con el PSOE clara y juegue a dar estabilidad al Gobierno.

"Si nos quedamos fuera, no podremos atraer a toda la gente, antiguos votantes de IU, clase media con preocupaciones sociales, que ahora se queda en casa porque no entiende nada de lo que hacemos", explica un antiguo diputado de IU. "No merecerá la pena seguir adelante", añade.

Los representantes de Alcaraz se quejan de que se les presente como los autores de la famosa "pinza" contra el PSOE en la época de Julio Anguita. De hecho, recuerdan que fue Francisco Frutos, secretario general del PCE, quien firmó un acuerdo con el socialista Joaquín Almunia en 2004. "Una cosa es que pretendamos recuperar nuestra identidad y nuestra autonomía, y otra, que estemos pensando, como se nos reprocha, en una IU que considere al PSOE su oponente", comenta un antiguo militante comunista.

"Ese mensaje ya lo hemos oído y lleva al desastre. Nos la estamos jugando. Nos la estamos jugando este domingo y en esta asamblea", contesta uno de los defensores de la línea de Llamazares, que reclama no sólo ganar la asamblea, sino también evitar direcciones débiles o compartidas.

Rosa Aguilar.
Rosa Aguilar.

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