_
_
_
_
Tribuna:ANTE EL MANIFIESTO POR LA ALTERNANCIA DEL PP | CONGRESOS PROVINCIALES DEL PP
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Arenas no cree en la madurez democrática de los andaluces

Javier Arenas no cree en la democracia. Ésa es la única explicación que se deriva de la campaña que, desde que el otrora brazo derecho de Aznar aterrizara en Andalucía, ha iniciado para intentar por la vía que sea y pese a quien pese, hacerse con la cuota de poder que los andaluces democráticamente le han venido negando en cada una de las elecciones a las que ha concurrido. Lo último: el Manifiesto por la Alternancia, un error político fruto del odio y la ceguera del que sólo tiene en su currículo fracasos electorales en Andalucía.

En este documento se recogen reflexiones que desvelan el verdadero sentir de la derecha en Andalucía y, por extensión, en España, que colocan la ideología del PP en un radicalismo heredero de regímenes dictatoriales al anteponer la alternancia en el poder a la voluntad de los electores.

Más información
La dirección regional tercia en el conflicto por la ejecutiva del PP de Málaga

Con esto, Arenas pone en duda la esencia misma del sistema democrático y la madurez de los andaluces para elegir libremente a sus gobernantes, es decir, sienta las bases de un auténtico golpe de Estado de guante blanco.

Con el Manifiesto y la campaña en general, el PP de Andalucía escribe una de las páginas más lamentables de la historia de la democracia, poniendo en duda a seis meses de las últimas elecciones los resultados y la legitimidad del presidente democráticamente elegido por una mayoría absoluta de andaluces. Arenas demuestra así que su ansia de poder puede llegar tan lejos que no le importa minar la confianza en las instituciones ni romper las reglas del juego democrático cuando no le son afines, algo que a nivel nacional el PP viene demostrando en cada ocasión que puede.

Sibilinamente y haciendo uso de las más sucias artes aprendidas con Aznar, Arenas busca trasladar a Andalucía el esquema de funcionamiento del PP en España, crispando la sociedad, dividiendo a la ciudadanía en bandos enfrentados y tensionando el estado de opinión con la sola idea de arañar adhesiones de donde por la vía legal no las tiene. Ésta es una fórmula con beneficios para el PP en España (así accedió Aznar al Gobierno, pasó con la gestión del Prestige, con la LOU, con Irak) pero que daña de muerte a las estructuras de la sociedad y a la que los socialistas nunca hemos recurrido ni recurriremos.

Creo en la madurez democrática de los andaluces y respeto profundamente, por propia convicción y por esencia ideológica del partido al que pertenezco, el resultado que las urnas dan. Por eso, me veo en la obligación como ciudadano y como socialista de defender a Andalucía frente a los ataques de gente sin escrúpulos que no confían en la voluntad de la mayoría, que únicamente buscan el beneficio personal y que se ciegan ante el odio originado por la imposibilidad de trasmitir confianza ni credibilidad.

Pero además, el documento -que animo a leer y a analizar para mayor gloria y ridículo de los ideólogos del PP- nos brinda perlas que conceptualmente no tiene desperdicios por enrevesadas y contradictorias. Lejos de llamar a la reflexión por la alternancia, el texto invita a hacerse algunas preguntas que, lógicamente, nadie responderá: si democracia es alternancia, ¿por qué Rajoy quiso gobernar España después de los ocho años de Aznar?; la proposición "democracia es alternancia", ¿a qué ámbito territorial afecta y, sobre todo, por qué no lo defienden, por ejemplo, en Galicia?

Señor Arenas, muy a su pesar Andalucía camina en una senda de progreso en la que nada le debe ni al PP ni a usted, porque usted no cree en Andalucía, como se pudo comprobar en su huída a Madrid tras los repetidos fracasos como aspirante a presidente que le llevaron a castigar a los andaluces sistemáticamente desde sus diferentes puestos de responsabilidad, ¿o cree que ya se ha borrado de la memoria común la negación a reconocer el censo real, la financiación autonómica legal, el ataque permanente a decisiones de avance social en pensiones, en investigación para la salud, etcétera?

Señor Arenas, está quemado en Andalucía; no tiene proyecto político. Usted no es la alternancia, no puede serlo ante el listado de ofensas que los andaluces hemos tenido que soportar de usted y del Gobierno al que pertenecía. Señor Arenas, los andaluces nunca hemos sido indolentes y tenemos la madurez democrática y social que usted nos niega. Los andaluces sabemos elegir libremente y, hasta ahora, hemos elegido no al PP y no a Arenas. Respételo.

Enrique Abad es senador por Sevilla y coordinador del Grupo Socialistas de Andalucía

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_