Así las pone Antonio López
Los centros del lateral reconvertido a interior,otra vez decisivos en la victoria del Atlético
Fernando Torres tuvo tres ocasiones consecutivas. Marcó una. La tercera. La mejor. Al cuarto de hora de partido. Y el Atlético, recostado sobre las ganas de su mejor jugador, acunado por los centros a balón parado de Antonio López, remando a favor del viento y sintiendo el entusiasmo de una grada que empezaba a tener la mosca detrás de la oreja, probó a mover la pelota fuera del encuadre del área, por los costados. Buena idea, victoria cómoda -a pesar de los sucesivos zarpazos al marcador de Osasuna- y más goles que nunca en lo que va de temporada. En casa, claro. Porque el equipo de Ferrando sigue un mandamiento inviolable: sólo gana en casa, con el arrullo cercano del río Manzanares. De hecho, en toda la temporada nada más que se ha impuesto al Albacete a domicilio, y fue en el segunda jornada.
ATLÉTICO 3 - OSASUNA 2
Atlético: Leo Franco; Velasco, Pablo, Perea (García Calvo, m. 19), Sergi; Jorge (Paunovic, m. 66), Sosa, Luccin (Colsa, m. 50), Antonio López; Salva y Torres.
Osasuna: Elía; Expósito, Cruchaga, Cuéllar, Corrales; Valdo, Muñoz (Aloisi, m. 63), Pablo García, Delporte; Webó (Puñal. m. 68) y Morales.
Goles: 1-0. M. 15. Salva prolonga un saque de Leo Franco y Torres, solo, marca.
2-0. M. 30. Salva, de cabeza en el primer palo.
2-1. M. 45. Valdo, en el segundo palo, tras una falta sacada por Webo.
3-1. M. 55. Colsa peina un córner y Elía mete el balón de un manotazo.
3-2. M. 74. Morales, de cabeza.
Árbitro: Teixiera. Amonestó a Cruchaga, Elia, Luccin, Pablo, Gª Calvo. Expulsó a Pablo García por dos amarillas (m. 66) y a Sosa (M. 90).
Unos 45.000 espectadores en el Calderón.
El propio Torres, aprovechando que la referencia estática en el punto de penalti era Salva, resbaló hacia la izquierda para facilitarle el trabajo de cartero a Antonio López o un final provechoso a las galopadas de Sergi. Jorge, por la derecha, va descifrando el jeroglífico de la banda. No es veloz, pero es listo. El canario se imaginó que su carril estaba tapiado por una valla metálica y contuvo su tendencia a meterse por el centro. Como extremo elaboró la mejor jugada del Atlético. Centró de delante a atrás, raso y al segundo palo, y Torres disparó al muñeco. En este caso, Elía.
Osasuna coleccionó ocasiones sin jugar. Le bastó con la estatura del Chengue Morales y la movilidad de Webo y Valdo. Sus jugadas apenas eran de dos toques. Balón arriba, balón volando. Ni Pablo García ni Muñoz estaban para pensar. Estaban para evitar que pensasen Luccin y Sosa. Ni Delporte ni Valdo estaban para abrir el campo. Estaban para que no lo abriesen Antonio López y Jorge. Un sistema primario pero que le sirvió para acercarse con relativa frecuencia al área ajena. Leo Franco tuvo tres intervenciones decisivas. Una de ellas, ya en el segundo tiempo, extraordinaria. Valdo se quedó solo ante el meta rojiblanco, que sacó con la manopla su disparo desde cuatro metros a bocajarro. La lesión de Perea también favoreció el juego directo del conjunto navarro. El colombiano fue sustituido por García Calvo antes de los primeros veinte minutos por un dolor en el costado. Su recambio, García Calvo, dejó más capacidad de maniobra.
Antonio López, el recambio de urgencia ideado por Ferrando ante la decepción de Musampa y Nano, es un filón para las jugadas a balón parado. Ante el Numancia, hace dos semanas, dio los dos goles rojiblancos. Ayer, otros dos. No es un futbolista espectacular. No tiene desborde. Apenas llega a la línea de fondo si el lateral de turno le cierra el paso. Pero entiende bien el juego, defiende bien y sabe sacar partido de sus limitaciones. Sobre todo, tiene una zurda muy precisa. Pone el balón ahí donde lo ha acordado con sus compañeros. También está entre sus cualidades un disparo duro y atrevimiento para armar la pierna.
Osasuna, aferrado a la fe y a su concepción del fútbol sin intermediarios, sin elaboración, acortó dos veces el marcador. Sin acelerar el paso, sin cambiar en exceso el guión. Con pelotazos cruzados en los que los rojiblancos echaron de menos a Perea. Los rojiblancos también acumularon ocasiones, de Colsa, de Pablo, de Torres. Buenas ocasiones propiciadas porque ya no había centro del campo. No fue un partido con un gran control en el medio por ninguno de los dos, pero al final, definitivamente, no había centrocampistas.
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