Control avanzado de la nave lunar europea
Un ingeniero español dirige desde Alemania las operaciones de la misión espacial 'Smart-1'
Un equipo de 16 especialistas se ocupa en la Tierra del control de la nave espacial automática Smart-1, que se ha puesto hace unos días en órbita de la Luna, a 380.000 kilómetros de distancia. Ellos se encargan de las operaciones de la nave, del control de vuelo, del sistema de propulsión, de enviarle las órdenes y de recibir la información, de controlar su órbita y posición, en resumen, de hacer que la nave cumpla todos sus cometidos y de garantizar su integridad. Smart-1, la primera misión de la Agencia Europea del Espacio (ESA) en la Luna, es una nave pequeña (367 kilos) pero muy novedosa, sobre todo por su motor de propulsión iónica, y el control de la misión es todo un reto.
Al frente del equipo, que opera desde el centro de control de vuelos, ESOC, de la ESA en Darmstadt (Alemania), está el ingeniero de telecomunicaciones español Octavio Camino. Con él, ocupándose del control de órbita y posición del satélite, o sustituyendo a Camino en el puesto de mando cuando es necesario, está otra española: la ingeniera aeroespacial María Alonso.
"El trabajo de operaciones es muy variado, Smart-1 está continuamente cambiando su órbita y esto afecta de distinta forma a las unidades de a bordo y a los instrumentos. Todos los miembros del equipo de operaciones están siempre activos analizando la información que llega, y todas las semanas hay algo nuevo que investigar. Smart-1 es de todo menos aburrido", dice Camino desde ESOC, en una entrevista realizada por correo electrónico. Estos días, los controladores están especialmente atareados. Anoche comenzaron las maniobras para ir disminuyendo la altura de la órbita de la nave alrededor de la Luna y para ello se utiliza la máxima potencia del motor, lo que ha exigido una serie de pruebas del sistema de propulsión, explica Camino. "La nave está muy bien", afirma.
La misión, que combina los ensayos tecnológicos con observaciones científicas de la Luna, partió en septiembre de 2003 y ha recorrido 84 millones de kilómetros en 332 órbitas -cada vez más amplias- alrededor de la Tierra, hasta hacerse capturar gravitatoriamente por el satélite natural el pasado 15 de noviembre. Ahora hay que colocarla en la órbita de trabajo, que alcanzará a mediados de enero, para comenzar la fase más científica de la misión, durante la que fotografiará la superficie lunar y hará mapas mineralógicos y topográficos.
Como el objetivo esencial de la misión era el propio viaje -utilizando y ensayando el nuevo motor iónico-, los responsables de su control no han parado, pese a que parte del equipo compagina su tiempo con las operaciones de otras dos naves de la ESA en curso, en concreto Mars Express (que está en órbita de Marte) y Rosetta (que se dirige al encuentro de un cometa). "El control de Smart-1 es muy diferente de otras misiones", explica Alonso, también por correo electrónico.
"Inicialmente teníamos pensado hacer dos contactos con la nave a la semana, pero no fue así durante los tres primeros meses de la misión: el paso por los cinturones de Van Allen [anillos de radiación alrededor de la Tierra] y la coincidencia de fuertes tormentas solares, las más fuertes en 40 años, nos hicieron la vida difícil. Más adelante hemos tenido que hacer algunas modificaciones del software de a bordo para corregir o mejorar el comportamiento de algunas unidades. En este momento todas están operativas", continúa Alonso, de 33 años de edad y cuatro de experiencia en ESOC. Camino, de 44 años, lleva 12 en ese centro espacial.
"Con Smart-1, la ESA no está únicamente probando nuevas tecnologías, está también ensayando nuevas formas de operar satélites con equipos más reducidos y eficientes", resume Camino. "El equipo de operaciones está formado por pocos pero muy eficientes especialistas, se están experimentando nuevas formas de automatizar las operaciones de Tierra mediante herramientas que construyen los comandos que se envían al satélite (entre 8.000 y 10.000 cada semana) de forma que son ejecutados automáticamente por el satélite".
También hay cambios en esta misión en los mecanismos de análisis y acceso a los datos que envía la nave, a través de Internet, a ESTEC (centro de la ESA en Holanda, donde está la dirección de operaciones científicas de la misión) y a las empresas participantes, destaca Alonso. "Esto ha permitido organizar teleconferencias con expertos de todo el mundo y compartir información del satélite casi en tiempo real", dice. "Son los primeros pasos para las operaciones del futuro".
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