_
_
_
_
Reportaje:FÚTBOL | Copa de la UEFA

Instinto de superación

Víctor Muñoz trata de infundir su lema de siempre a un Zaragoza en plena depresión

Jordi Quixano

Quiere insuflar a su equipo, falto últimamente de buen juego y buenos resultados, aquello que a él mismo le hizo ser alguien en el fútbol: el afán por mejorar, por superarse. La perseverancia es algo innato en Víctor Muñoz, el técnico del Zaragoza. Ya desde niño, cuando apenas medía 70 centímetros y jugaba con sus tres hermanos en la calle Tarazona, de la capital aragonesa, siempre intentaba, a pesar de ser el más pequeño, hacerlo bien, lo mejor posible.

Ahora, su Zaragoza, tras las dos últimas derrotas ante los colistas, el Mallorca y el Numancia, escucha el sutil ronroneo que atraviesa las paredes de La Romareda, el que dice que está en crisis. Niega el club, por el momento, su existencia y se refugia en la falta de concentración, de mentalidad, de tensión o de puntería. Pero noviembre se le ha atragantado: en la Liga sólo ha conseguido dos puntos de doce y ha cedido los puestos privilegiados, los europeos. El partido de la Copa de la UEFA de hoy (20.35) ante el Dnipro, ucranio, se presenta como el presunto antídoto idóneo para sosegar la creciente acritud de los aficionados.

Al igual que al Zaragoza, tampoco le fueron fáciles a Víctor sus inicios como profesional. Por ejemplo, debutó con la selección española, en 1981, contra Inglaterra. Marcó a Keegan: "Creo que jugué casi todo el partido en mi propio campo porque él nunca bajaba a defender y no podía concederle ni un metro. Pero salió bien. Les ganamos en Wembley [1-2]". O cuando militó en el Barça de Maradona y Schuster: "Fui titular porque me adapté a las circunstancias. Asimilé mi papel y, poco a poco, fui mejorando". Por eso, desde la experiencia, Víctor trata de infundir a sus jugadores que unos pocos marcadores adversos no son una hecatombe: "Sólo llevamos un tercio del torneo. Cuando queden unas jornadas, veremos de qué somos capaces. Lo importante es que sepamos nuestras limitaciones y luchemos al unísono".

Es consciente de las cosas que hay que mejorar: "Debemos recuperar la eficacia, las oportunidades de gol, la lucidez ante la portería". Quizás por ese motivo, durante el entrenamiento de ayer, se desgañitó gritando: "¡Quiero goles! Hay que acostumbrarse a marcar. A ver quién es el que mete más".

Durante este mes nefasto para sus intereses, el Zaragoza ha notado en demasía la lesión de Villa, su único referente ofensivo solvente. Hoy, recuperado, estará en el equipo titular. Enfrente, el Dnipro, que, además de haberse clasificado ya para la siguiente ronda, basa su juego en la consistencia defensiva y en el contragolpe. No deja espacios atrás, presiona desde su campo y cede la iniciativa, un estilo que se le suele atragantar al Zaragoza.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_