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Crónica:FÚTBOL | 13ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Goles entre la nada

La Real Sociedad vuelve a remontar dos tantos en contra y empata en Riazor ante un triste Deportivo

Xosé Hermida

La Real Sociedad necesita una inyección de vértigo para sacar la cabeza. Cuando ya resbala monte abajo, a punto de despeñarse con todo, el equipo donostiarra se pone en pie y milagrosamente se evade del atolladero. El episodio lo escenificó hace una semana en su estadio de Anoeta, en el duelo vasco contra el Athletic, en el que se impuso por 3-2 tras ir perdiendo por 0-2, y ayer casi lo repitió al dedillo en el de Riazor.

Otra vez necesitó la Real sociedad dos goles en contra, producto de la inagotable benevolencia de su defensa, para enchufarse al partido. La remontada no culminó porque el equipo de José María Amorrortu tampoco hizo nada para intentarlo. Podría habérselo propuesto ante un Deportivo que, tras su tempranera y huérfana de goles eliminación europea, volvió a ofrecer su versión más triste, más desangelada.

DEPORTIVO 2 - REAL SOCIEDAD 2

Deportivo: Molina; Manuel Pablo, César, Andrade, Romero; Duscher, Scaloni; Munitis, Valerón (Changui m. 83), Fran (Mauro Silva m. 55); y Luque (Pandiani m. 32).

Real Sociedad: Riesgo; Zubiaurre, Luiz Alberto, Labaka, Garrido; Aranburu (Mikel Alonso m. 76), Alkiza; Karpin, Nihat, Gabilondo; y Kovacevic (Arteta m. 67).

Goles: 1-0. M. 14. Luque remata una falta sacada por Luque.

2-0. M. 28. Centro de Luque que cabecea Munitis tras ganar en el salto a Labaka.

2-1. M. 31. Gran lanzamiento de falta de Nihat a la escuadra desde el vértice izquierdo del área.

2-2. M. 51. Centro de Karpin que cabecea Kovacevic.

Árbitro: Rubinos. Expulsó a Karpin (m. 86) por doble amonestación y también mostró la tarjeta amarilla a Luiz Alberto, Garrido, Munitis, Pandiani, Aranburu, Karpin, Arteta, Alkiza y Duscher.

Unos 18.000 espectadores en Riazor.

El conato de reacción que protagonizó el Deportivo en las dos jornadas anteriores se quedó finalmente en nada. Aunque los tantos animaron un poco la tarde, el choque fue un despropósito que confirmó el proceso de involución en el que está inmerso el grupo que dirige Javier Irureta.

Cayeron cuatro goles como podían haber caído ocho y ni así se hubiera salvado un lance pintado con el más melancólico de los tonos grises. En muchos aspectos, el Deportivo y la Real Sociedad dieron la impresión de ser almas gemelas. Dos conjuntos que añoran el pasado vivido, disfrutado; con futbolistas que han dejado atrás sus mejores días y, hoy por hoy, sin ninguna frescura para insuflar ánimos nuevos en su vida.

Ni la buena cosecha de goles ni la reacción de la Real Sociedad cuando parecía ya tumbada tuvieron la menor emotividad. Todo lo que ocurrió en el partido estuvo envuelto en un aire desordenado, mohíno y de corte peyorativamente burocrático.

Que el Deportivo se pusiera dos goles por delante tras una primera hora sin el menor atisbo de fútbol pareció un hecho sobrenatural. Tan sobrenatural como que uno de los tantos llegó tras un cabezazo de... ¡Munitis! La hospitalidad de la defensa realista resultó tan conmovedora que, sin alcanzar los 170 centímetros, a Munitis le sobró para cazar aquel testarazo.

De la esterilidad futbolística del Deportivo habló también su único recurso para alcanzar el área, un pelotazo tras otro desde su propia defensa, casi siempre canalizados por César, que no es Beckenbauer precisamente. Y, aun así, cayeron dos goles. En el primero, el portero Riesgo metió la mano fuera del área y dejó una falta para que Luque transformase con un buen remate cruzado. Luque volvió a aparecer para dar el centro del que nació el inverosímil tanto de Munitis y que le ocasionó un tirón del que ya no pudo recuperarse. Entró Pandiani, tras algún tiempo de ausencia, y mejor le habría ido quedándose en el banquillo.

La Real Sociedad reaccionó de inmediato con el mejor momento de toda la tarde, un imponente lanzamiento de falta de Nihat que hendió el ángulo de la portería.

A la vuelta del descanso, el Deportivo intercambió favores y consintió el cabezazo de Kovacevic que supuso el empate. La entrada de Mauro Silva reanimó a los locales, pero Pandiani estropeó concienzudamente cada balón que le cayó en el área.

Del partido sólo quedó la amenidad final, obsequio de Karpin, expulsado cuando salía del campo para ser sustituido tras responder con aplausos sarcásticos a las pullas de un público que le había martirizado toda la tarde por su pasado céltico.

Luque intenta zafarse del acoso de Luiz Alberto.
Luque intenta zafarse del acoso de Luiz Alberto.EFE

"Karpin es un chulo"

Luque, delantero del Depor, dijo tras el choque que Karpin "tiene mucha chulería y es un prepotente". Karpin vio la segunda amonestación (m.87), por perder tiempo cuando el técnico, José María Amorrortu, decidió sustituirlo. El ex jugador del Celta se retiró del campo aplaudiendo a la afición deportivista, que le había increpado durante todo el encuentro. Karpin respondió a las críticas del delantero deportivista con un escueto "que se vaya a su casa", y explicó: "Al jugar mi último encuentro en Riazor, quería despedirme de esta gente, que me ha prestado tanta atención en los últimos años".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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