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Yago Lamela, operado del tendón de Aquiles del pie de batida

Venía esquivando el quirófano mucho tiempo, rumiando sus molestias en el tendón de Aquiles del pie de batida, el izquierdo, desde antes de los Juegos de Atenas, pero al final, el saltador Yago Lamela (Avilés, 27 años) no ha tenido más remedio que ponerse en manos del cirujano finés Sakari Orava.

"Estoy contento", aseguró ayer Lamela desde Turku, la ciudad finlandesa donde fue operado el martes. "Llevaba seis meses con molestias y dolores que no me dejaban estar al cien por cien. Sé que cuando vuelva a competir no tendré más problemas".

Orava, quien ha tratado a muchos deportistas de élite, a futbolistas como Guardiola y a otros atletas españoles, como Luismi Martín Berlanas, Andrés Díaz o Marta Domínguez, a quien operó en septiembre, le ha garantizado a Lamela una completa recuperación. "Pasa por ser el mejor especialista del mundo en tendones", cuenta Rafa Blanquer, el entrenador del saltador español, quien se despide de la temporada en pista cubierta, incluidos los Campeonatos de Europa de 2005, en Madrid del 4 al 6 de marzo. Si todo va bien, hasta abril no debería comenzar a entrenarse a tope, lo que le obligaría a acelerar su puesta a punto para los Mundiales al aire libre de Helsinki, en agosto.

"La intervención ha ido fenomenal", explica Blanquer. "Este año ha aguantado a duras penas, de mala manera. En Atenas tuvo que competir infiltrado".

Sakari Orava pasa por ser una eminencia en ese tipo de lesiones. "Quizá sea", dice el obstaculista madrileño Martín Berlanas, "uno de los mejores de Europa junto con un sueco. Hace poco operó al etíope Gebreselassie. A mí me ha operado tres veces, en 2000, 2001 y 2002. Una en el pie derecho y dos en el izquierdo. Es posible que la lesión de Yago no sea la misma que la mía. A mí, de todas formas, nunca me han desaparecido las molestias del todo".

Subcampeón del mundo en 1999, Lamela fracasó en los pasados Juegos griegos, donde saltó 7,98 metros.

Lamela recurrió a Blanquer en 2002 después de una etapa aciaga que le llevó de Asturias a Madrid y de la capital a Valencia. En el grupo de Blanquer recuperó el ánimo y las sensaciones. También la felicidad. Atrapó la plata en los Mundiales en pista cubierta de Birmingham y de París al aire libre, ambos en 2003, año que cerró con una marca de 8,53.

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