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Reportaje:

La galaxia de Ronaldinho

En torno a la obra y gracia del brasileño, el Barça ha revitalizado a jugadores hambrientos frente a un Madrid deprimido

José Sámano

Plasmada de forma rotunda la superioridad colectiva e individual del Barça sobre el Madrid y evidenciado el traspaso de poderes entre uno y otro, el gran clásico español entronizó aún más a Ronaldinho: el gran mago del fútbol universal. Hay que remontarse a Maradona para encontrar otro ilusionista semejante. Hoy, como en los tiempos del Pelusa, la hinchada inunda el Camp Nou a la hora del calentamiento. Ronaldinho despliega su repertorio malabarista y se convierte en un telonero impagable. Él enciende el estadio y, con la grada en efervescencia, llegada la hora de la verdad, su sonrisa resulta tan contagiosa que sus compañeros más que tiritar con la presión propia del fútbol festejan el tajo. Ronaldinho ha destensado a un Barça que se sentía perdedor tras la nefasta presidencia de Joan Gaspart. Él, tal que un mesías, casi como Johan Cruyff en 1973, lideró la remontada del pasado curso y en torno a él gravita este Barça guapo y ganador. Mejor abrigado que el curso anterior, con jugadores de enjundia como Deco, Eto'o o Larsson, Ronaldinho, castigado por defensas rivales y asfixiado por un calendario monstruoso, parecía haberse tomado esta campaña de forma más sosegada. Hasta que el Barça tuvo que lidiar con los dos huesos más indigestos: el Milan y el Madrid. No es casual que en ambos duelos irrumpiera de nuevo el mejor Ronaldinho, el de la chistera repleta de tacos, elásticos, caños, pases bizcos (aquí miro, allí la pongo)... Y el efectivo. Porque el duende brasileño no es sólo un futbolista capaz de domar la pelota como nadie. Con un golazo tumbó al Milan, con dos pases sepultó al Madrid y con un penalti le despidió. Ronaldinho tiene arte y puede ser matador (14 goles la pasada temporada). Ya es galáctico y le queda toda una carrera por delante, lo contrario que a muchos de sus oponentes del sábado, a los que la edad y el empacho de éxito han puesto en el último peldaño de la pasarela. La opulencia de Ronaldinho y sus compañeros de galaxia es proporcional a la depresión deportiva de Roberto Carlos o Zidane. Ésta es la línea que hoy separa a ambos equipos. Si el Barça no promueve otro divorcio inoportuno, como tantas veces ha hecho (Cruyff, Maradona, Ronaldo...), el futuro es azulgrana. Por obra y gracia de Ronaldinho.

Ronaldinho y Eto'o, abrazados, se despiden del público tras la victoria del Barça sobre el Real Madrid.
Ronaldinho y Eto'o, abrazados, se despiden del público tras la victoria del Barça sobre el Real Madrid.VICENS GIMÉNEZ

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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