'Suite 156' refleja a través de grabados la visión artística y vital del Picasso anciano

Comenzó con 89 años y no le temblaba el pulso. Pablo Ruiz Picasso tardó dos años en crear Suite 156, una especie de diario íntimo en el que las planchas de cobre hacían de páginas. En los grabados aparecen sus fantasías sexuales, interpretaciones personales de la Historia del Arte, o burlas de sí mismo. De la serie, terminada un año antes de su muerte, sólo se conservan tres ediciones completas: la primera está en el Museo Picasso de París, la segunda en manos de un coleccionista privado, y la tercera se expone en el Museo Municipal de Málaga hasta el 2 de enero.

Picasso dibujaba en todos los lugares y a todas horas. Para distraerse, para quitarse el aburrimiento durante la digestión, para mirar y entender lo que le rodeaba. A partir de 1967 los cuadernos de papel desaparecen de su vida. Los dos últimos que se conservan son la Suite 347 y la Suite 156, dos series de grabados en los que el artista transmite la intensidad con la que imaginó durante sus últimos años. Utiliza el cobre para apuntar sus deseos eróticos o sus encuentros con Rembrandt, Rafael o Delacroix.

La obra gráfica de Picasso abarca más de 2.000 estampas. De las series que realizó quedan muy pocas completas, ya que la mayoría se vendió por láminas sueltas. La Suite 156 es una de ellas. Picasso grabó estas obras desde enero de 1970 hasta marzo de 1972. Murió el 8 de abril de 1973, y sólo llegó a cuatro de las obras porque el resto estaban en proceso de edición. "Están autentificadas con un sello como obra póstuma", explica Sally Radic, comisaria de la muestra que ha llegado a Málaga gracias a un convenio entre el ayuntamiento y su propietaria, la Fundación Bancaja.

En sus 156 grabados, realizados en aguafuerte, aguatinta o agua seca, Picasso recoge el deseo hacia la mujer, que aparece en toda su obra, la posición del artista que lo contempla todo desde un ángulo o su recuerdo y admiración por Goya, Matisse o su propia obra. "Cada grabado tiene algo distinto y se puede aprender mucho sobre él o sobre la Historia del Arte", comenta Radic.

En las láminas, de diferentes tamaños se aprecian referencias al circo, al teatro, e incluso burlas de sí mismo. En el grabado número cinco, además de retratarse como un personaje que contempla la escena, introduce la presencia de su padre, José Ruiz Blasco, que observa un conjunto de fragmentos de Historia del Arte.

Ecce Hommo, según Rembrandt es uno de los grabados más comentados y valiosos de la Suite 156, según su comisaria. "Es un teatro en el que aparece el escenario y el público. En las pruebas de estado se ve como va añadiendo figuras y manchas. Utiliza un proceso inverso al de Rembrandt, en cuyas pruebas los personajes desaparecían a base de bruñido".

Una pequeña aguatinta que lleva el número siete, es la causante de que sólo haya tres series completas de esta colección, pues de ella se hicieron sólo tres pruebas y luego se perdió la plancha de cobre. La Suite 156 se expuso por primera vez en París en 1973 y llamó la atención más por su desparpajo erótico, que por la firmeza del trazo de su autor.