Plaza de San Lorenzo
Todavía estamos a tiempo de salvarla, y este mensaje es un SOS para intentar llamar la atención a las personas responsables, y que se paralice la obra y, al menos, se analice por un foro de especialistas y expertos si conviene un cambio en su configuración antigua y tradicional. De ser necesaria una intervención, hacerla de manera seria y razonada.
Úbeda cuenta, desde hace poco más de un año, con el privilegio, junto con Baeza, de ser declarada Patrimonio de la Humanidad, por el valor de ser un conjunto histórico artístico, con monumentos arquitectónicos del Renacimiento, casas de arquitectura popular, un imponente paisaje hacia el valle del Guadalquivir, plazas y calles de piedra.
Son muchas las intervenciones violentas (como las que puede provocar una guerra) las que estamos padeciendo en plazas y edificios de nuestra ciudad; quiero hacer una reflexión ante la impotencia de ver cómo ahora han comenzado a destrozar el viejo suelo adoquinado de la plaza de San Lorenzo y, día a día, llenan de hormigón gran parte de los espacios de la misma, donde tienen previsto dejar, en vez de plaza, una estrecha calle de piedra, acompañada a los lados por dos aceras de baldosas: una ancha con mobiliario urbano y la estrecha con jardineras. También colocarán naranjos.
El primer descalabro es el estético, al ver destrozada la nobleza simple del adoquinado, tan perfectamente integrado, a la grandeza artística de la Casa de las Torres y a la singular iglesia de San Lorenzo, con su espadaña apretada entre la hiedra; todo entre casas de arquitectura popular, en su mayoría habitadas.
Además de que el suelo de la plaza fuera bello en su sencillez, estaba construido como batea para desagüe. En sí mismo era de una deliciosa arquitectura, inclinado desde la parte alta, en la zona de la Casa de los Torres, hasta el remate con la iglesia de San Lorenzo. Dicha batea era un despliegue de piedras que enredaban una geometría con caídas de variados planos, hacia el centro y hacia abajo, en línea maestra o guía, orientando el agua al recodo que enfila hacia la Puerta de Granada, la calle de Cotrina y a las huertas.
Por ahora, lo que se vislumbra es un desprecio al nombramiento de Patrimonio de la Humanidad y un planteamiento frívolo, vulgar, grosero e indigno de lo que era y significó nuestra querida plaza de San Lorenzo.
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