El PP valenciano se divide en dos en vísperas del congreso regional
El sector afín a Zaplana amenaza con una lista alternativa a la del presidente Camps
El PP de la Comunidad Valenciana se ha dividido en dos sectores en vísperas del congreso que se celebrará este fin de semana en Castellón. Con enfrentamientos continuos desde hace año y medio, el sector afín al portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, amenaza con presentar una candidatura alternativa a la del presidente del partido y de la Generalitat, Francisco Camps, si no se aviene a negociar un acuerdo de integración que respete su cuota de poder.
La amenaza del sector afín a Zaplana, que controla la provincia de Alicante aunque no las de Valencia y Castellón, no es vana. Una docena de parlamentarios autonómicos, siete diputados nacionales y tres senadores, a los que hay que sumar un nutrido grupo de cargos institucionales -entre los que figuran tres consejeros- han reclamado a Francisco Camps que se avenga a negociar una candidatura de integración que respete las distintas sensibilidades o, en caso contrario, consideran que será "legítima" y "conveniente" la existencia de una candidatura alternativa a la oficial.
Los zaplanistas reclaman garantías de que se respetará su actual cuota de poder. Una exigencia que se traduce en la necesidad de mantener bajo su área de influencia la secretaría general y alguna de las áreas estructurales del PP regional. La última conversación mantenida ayer entre el vicepresidente del Gobierno valenciano y responsable de Organización del PP, Víctor Campos, y el presidente de las Cortes y del PP provincial de Alicante, Julio de España, acabó sin acuerdo alguno. El entorno de Camps reiteró que el actual presidente regional del PP no quiere presiones del zaplanismo aunque hará gestos de integración. Así, indicaron que Camps mantendrá al frente de la Comisión de Derechos y Garantías a Juan Rodríguez Marín, al que adscriben al sector zaplanista.
El sector afín a Zaplana insiste en que Camps no puede prescindir de un tercio de la organización -un 34% de los compromisarios al congreso regional han firmado un escrito bautizado como Manifiesto de Altea en el que reclaman la integración- y considera una ofensa que la ponencia de Estatutos, elaborada por el campista Alberto Fabra, restrinja el cargo de presidente de honor (en principio destinado al ahora portavoz del PP en el Congreso) a dirigentes que "hayan abandonado la actividad política".
La grave crisis que atraviesa el PP de la Comunidad Valenciana no afecta sólo a la estructura partidaria, sino que amenaza también la estabilidad del Gobierno que preside Camps. Representantes del sector afín a Zaplana han advertido reiteradamente que, si no hay un acuerdo previo al congreso, el PP corre el riesgo de perder la Generalitat valenciana en las próximas elecciones autonómicas. A finales de julio, los diputados zaplanistas ya hicieron una demostración de fuerza ante el temor de que Camps remodelase su Gabinete para excluir del mismo a los tres consejeros afines a Zaplana. Cerca de 20 diputados autonómicos realizaron un plante en un pleno de las Cortes valencianas convocado a instancias de Camps para demostrar que la mayoría absoluta sobre la que se sustenta es más frágil de lo que parece. Camps, finalmente, aplazó varias semanas la remodelación de su Gobierno en el que continúan los tres consejeros adscritos al zaplanismo. En esta ocasión, el presidente de la Generalitat y del PP regional, que ha ido conquistando paulatinamente cuotas de poder en la estructura orgánica, no parece dispuesto a ceder a las presiones. Mariano Rajoy ha reiterado en varias ocasiones que Francisco Camps es su candidato.
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