La distinción de Cole y Lampard

Ausentes Gerrard (Liverpool) y Campbell (Arsenal), Sven Goran Eriksson, el sueco que dirige a Inglaterra, tiene previsto alinear hoy inicialmente el que él considera "el mejor equipo posible" que actualmente puede formar Inglaterra.

- Paul Robinson (Tottenham, 25 años).

Inglaterra no tiene un gran portero desde Gordon Banks. Al irregular Peter Shilton, le sucedió el mediocre Seaman, relevado a su vez por el calamitoso James, que por fin ha dejado paso a Robinson, otro portero del pelotón.

- Gary Neville (Manchester United, 29). Lateral derecho cuyo mayor mérito es ser un poco mejor que su hermano Phil, también milagrosamente alistado en el United. Es íntimo amigo de Beckham y un pretoriano de Alex Ferguson, su padrino en Old Trafford. Regular defensor e irrelevante en ataque.

- Rio Ferdinand (Manchester United, 26). Cuando debutó con 17 años en el West Ham United, su técnico de entonces, Harry Redknapp, le etiquetó como el mejor central inglés desde Bobby Moore, capitán de la selección del Mundial de 1966 que levantó en Wembley el único gran trofeo de los ingleses. Su enorme impacto inicial le lanzó al Leeds por 18 millones de libras y luego al United por 33, convirtiéndose en el central más caro de la historia del fútbol británico. Ha estado ocho meses sin jugar -de enero a septiembre de este curso- saltarse un rutinario control antidopaje. Central elástico, rápido y ágil, contrasta con el molde tradicional de los defensas británicos, estalactitas de culo ancho y cabeza a prueba de perdigones. A Ferdinand le pierden sus despistes. Una vez por partido se le va el hilo.

- John Terry (Chelsea, 23). Capitán del equipo que dirige José Mourinho, líder en Inglaterra. Buen cabeceador en la dos áreas, recio y expeditivo. Apenas lleva año y medio en la selección, en la que hoy suple al lesionado Campbell.

- Ashley Cole (Arsenal, 23). Extraordinario lateral izquierdo forjado en la cantera de los gunners. Un cohete en ataque y en defensa. Comenzó como delantero, pero Arsène Wenger le retrasó hasta desterrar del Arsenal a los hoy azulgrana Silvinho y Van Bronckhorst. Tiene una zurda estupenda, siempre avanza con la cabeza en alto y sus fantásticas facultades físicas le dan un plus defensivo.

- David Beckham (Real Madrid, 29). El icono de la selección inglesa, en la que ha tenido claroscuros: goles vitales -como el que anotó a Grecia en el último minuto y condujo a Inglaterra al Mundial de Corea- y expulsiones parvularias. Bajo el mando de Eriksson juega siempre como lo hacía en el United, pegado a la banda derecha, en la que exprime al máximo su fabulosa pegada con la pierna derecha. No regatea, no conduce la pelota, no encara en velocidad: sólo enrosca la pelota.

- Frank Lampard (Chelsea, 26). Hijo de un ex jugador del West Ham, Lampard es, junto al lastimado Gerrard, el mejor centrocampista inglés del momento. Es tan dinámico que lo mismo se asocia con el pivote defensivo que acude al rescate de sus delanteros. Tiene remango para defender, luces para tejer el juego y un buen disparo para golear. Fue indiscutible para Ranieri y ahora lo es para Mourinho.

- Nicky Butt (Newcastle, 29). Medio centro defensivo, duro y tenaz, fue formado en la misma cuna que Beckham, Neville, Giggs y Scholes, en la llamada generación de los Fergieboys. Tras 380 partidos con el United, el pasado mes de enero fue traspasado al Newcastle.

- Wayne Bridge (Chelsea, 24). Lateral izquierdo al que Eriksson prevé adelantar como interior por la falta de zurdos entre los ingleses. Jugador de gran altura -180 centímetros-, buen cabeceador y correcto en el manejo de la pelota. El mecenas del Chelsea, Roman Abramovich, le fichó del Southampton en 2003.

- Wayne Rooney (Manchester United, 19). La joya de la corona. Un delantero rechoncho, con cuerpo de hormigonera, cejas pugilísticas y cara de malas pulgas, veloz, diabólico y contundente. Copa todos los focos en el Reino Unido y dejó una huella fantástica en la Eurocopa de Portugal.

- Michael Owen (Real Madrid, 24 ). Frío, astuto y depredador en el área contraria. Pese a su racha en el Madrid, se ha quedado varios peldaños por debajo de lo que apuntaba tras su explosiva aparición a finales de los noventa.