El Madrid está sobrado
Bullock y sus compañeros despiertan a tiempo y remontan a un gran Unicaja
El Madrid de Maljkovic juega, vence, convence, divierte y se divierte. Da la sensación de que maneja los partidos a su antojo. Cuenta con tantas alternativas que es capaz de salir del agujero incluso en días en los que durante muchos minutos se le olvidan sus asignaturas favoritas, léase el rebote o el lanzamiento exterior. Con Scariolo al mando, el Unicaja metió en un serio apuro al invicto equipo madridista. A Bullock, que empezó frenético, le entró la pájara de golpe y el Madrid se minimizó de mala manera. Pero despertó a tiempo el estadounidense y, con él, el Madrid, este Madrid que se ha sacado de la manga Maljkovic y que está sobrado.
El inicio del partido prometía otro triunfo del conjunto blanco, sencillo además, con aquel 23-14 que había acumulado en los primeros nueve minutos. La rapidez de Bullock y su acierto anotador menguaban la resistencia del Unicaja. Hasta que a Scariolo -recibido con cariño por una afición que no olvida que el Madrid no gana nada desde que él se fue- se le hizo la luz. Mandó a descansar al base argentino Pepe Sánchez y al pívot lituano Einikis y apostó por el producto nacional, por Carlos Cabezas y Fran Vázquez. De lujo le salió la jugada. Cabezas desactivó el juego de Bullock y al Madrid se le apagaron las luces. Y Vázquez hizo estragos en ambas zonas. Total, que el conjunto blanco encajó un doloroso parcial de 0-12 que le dejó tiritando, antes de irse al descanso tres puntos abajo (35-38).
REAL MADRID 79 - UNICAJA 71
Real Madrid: Sonko (6), Bullock (25), Gelabale
(13), Fotsis (10) y Bueno (5) -cinco inicial-; Herreros (5), Reyes (4), Stojic (0), Hervelle (2) y Burke (9).
Unicaja: Pepe Sánchez (0), Bremer (11), Risacher (16), Einikis (2) y Garbajosa (8) -cinco inicial-; Cabezas (8), Fran Vázquez (15), Berni Rodríguez (0), Pietrus (5) y Herrmann (2).
Árbitros: De la Maza, Pérez Pizarro y Rosado.
Unos 11.000 espectadores en el Palacio de Vistalegre.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
23-21
12-17
17-16
27-17
Dice Maljkovic que el belga Hervelle es el Rodman europeo, un afirmación exagerada, sacrílega incluso si no fuera porque al técnico serbio le van ese tipo de afirmaciones chistosas. Hervelle vivió ayer un suplicio ante un Vázquez enorme, que se lo merendó.
Scariolo había tocado la tecla adecuada con los cambios y Maljkovic no encontraba soluciones para demoler una defensa, la de Unicaja, que rozaba la perfección. Y en ataque Risacher comenzó a ponerse las botas. La diferencia aumentó hasta cotas insospechadas, 39-50. El Madrid, por vez primera en la temporada, estaba perdiendo la batalla del rebote, un hecho inédito en el mejor equipo de la Liga en ese apartado, donde promedia 39,38 capturas por partido. Pero no sólo fallaba ahí, porque sus prestaciones en el lanzamiento lejano eran nulas. Uno a uno falló los cinco primeros triples que intentó.
Sin embargo, aquel escenario, el encontrarse tan lejos de su rival en el marcador, no era desconocido para el Madrid. Lo visitó en Vitoria, donde remontó 14 puntos al Tau en un final prodigioso. Ayer también logró levantarse de la lona. Fue Burke, uno de esos tipos poco amigos del ruido, quien le sacó del infierno. El irlandés se fue un par de veces de la zona para anotar desde los cinco metros, donde Vázquez tenía más problemas para defenderle. De su acierto se contagió Gelabale, jugador ágil, rápido y valiente, que tomó un puñado de decisiones tan arriesgadas como acertadas. Ellos maquillaron la falta de acierto que mostraban Herreros, Reyes y el por entonces desaparecido Bullock.
El acierto de Burke permitió al Madrid ir reduciendo la distancia. Y los problemas físicos de Garbajosa, recién salido de una gastroenteritis, le quitaron a Unicaja claridad en ataque. Visto y no visto, el Madrid fue creciendo (52-54). Sólo le faltaba que apareciera Bullock para certificar la remontada. Y apareció. Lo hizo a lo grande, como acostumbra, anotando y cazando cuanto rebote le llegó (ocho en total). Un triple de Herreros, el primero de su equipo, tuvo un efecto demoledor sobre Unicaja, y Bullock, que se había pasado 21 minutos sin anotar, comenzó su festival. Y asunto concluido.
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