Zona cero
El Atlético, aunque domina abrumadoramente, y el colista Mallorca empatan a falta de ideas
El problema del Atlético son las bandas. Y el centro. La cabeza y los pies. El justo medio y los extremos. Nada funciona. Nadie funciona. Excepto la defensa. Tercera grafíca de encefalograma plano y tercer empate consecutivo a un gol después de empezar perdiendo. Al menos, el equipo tiene suerte. O físico. O quizá sea cuestión de la bronca de César Ferrando en los descansos. O de fé. Vaya usted a saber. Desde luego, nada que ver con el fútbol.
Ante el Mallorca -el colista de Primera División- tuvo todo el tiempo del mundo para experimentar con el balón. Dispuso de la pelota en proporciones escandalosas. Pero la probeta sigue vacía. Ni una idea. Ni un desmarque. Ni un regate. Ni una aleación asombrosa. Ni una chispa. Ni una burbuja voladora. Sólo una buena jugada a balón parado: la que cabeceó Colsa a gol. El primer disparo con peligro del Atlético, a pesar de rozar el 75 por ciento de posesión, fue en el minuto 70. Cosas de Torres, que, para variar, trazó un desmarque que, para variar, vio Sosa. El segundo fue un cabezazo de Pablo al palo.
MALLORCA 1 - ATLÉTICO 1
Mallorca: Westerveld; Cortés (Campos, m. 61), Ramis, Ballesteros, Poli; J. López, Pereyra, Farinós, Arango; Perera (Tuni, m. 62) y Luis García.
Atlético: Leo Franco; Velasco (Ibagaza, m. 59), Pablo, Perea, Sergi; Aguilera, Jorge (Colsa, m. 79(, Sosa, A. López; Paunovic (Braulio, m. 92); y Torres.
Goles: 1-0. M. 26. Arango saca una falta desde 25 metros a la escuadra.
1-1. M. 84. Colsa cabecea una falta botada por Ibagaza.
Árbitro: Pino Zamorano. Amonestó a Perera, Cortés, Ballesteros y Luis García.
Unos 15.000 espectadores en Son Moix.
El conjunto balear renunció a descubrir lo que pudiera haber en el más allá de Westerveld. Cualquier cosa a más de cincuenta metros de su portero se convirtió en mundo por descubrir. De hecho, durante minutos y más minutos, pudo haber estado pastando una vaca por el área de Leo Franco y a nadie le hubiese molestado. Sólo un par de contragolpes perfectamente controlados por Perea y Pablo y un disparo de Luis García de primeras que se marchó fuera. También, claro está, el golazo de falta de Arango, un islote en un océano vacío. El grupo dirigido desde hace dos semanas por Héctor Cúper juntó dos líneas de cuatro escalonadas y basculantes que bastó para controlar el ejercicio de creatividad cero que le planteaba su rival.
De entrada, el Atlético probó con Jorge y Sosa de pareja de mediocentros y con Antonio López y Aguilera como hombres de banda. No salió bien. Por pasividad. Por falta de atrevimiento. Por planicie mental. Pero hay que reconocer a estos cuatro futbolistas que cada uno por separado, al menos, no resultan tan desesperantes como sus posibles recambios -Novo, Musampa, Simeone-. Al poco de comenzar el segundo periodo Ferrando, en vista de que al Mallorca le bastaba su propio campo, dejó la defensa en tres jugadores, sacó a Ibagaza por el lateral Velasco y le metió de falso volante derecho. El Atlético mejoró. Décimas, casi imperceptiblemente, pero mejoró.
Sus únicos tres disparos con peligro -y sin peligro, pues el único lanzamiento del resto del encuentro fue un disparo flojísimo de Jorge- llegaron con el argentino en el campo, a quien Ferrando alabó tras el encuentro. . El gol de Colsa, un cabezazo cercano imponíendose en el salto a todos, vino por una falta botada por Ibagaza. Casi nada. Un gol. Un punto. Otro más. Lo suficiente para que el Atlético siga amarrado a la larga lista de equipos aspirantes a Europa. Su técnico César Ferrando quiso verlo por el lado bueno: "Somos un buen equipo, aunque a veces no juguemos bien". Ultimamente, muchas veces.
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