Urzaiz ilumina San Mamés
El delantero rojiblanco se inventa dos goles que hunden a un Villarreal demasiado conservador
Un partido, dos estilos. Unos a empellones, el Athletic, fiel a su guión corajudo, apresurado, transmitiendo su estado de necesidad. Otros, empollones, el Villarreal, sabiéndose la lección de la pausa que imprime Riquelme y el estilo Pellegini, con gusto (excesivo) por el balón, milimetrando las oportunidades, conservando la posición en el campo. Dos futbolistas, dos estilos. Urzaiz, corpulento, sacando al defensa de su zona; Gonzalo Rodríguez expeditivo, sin miedo a la falta ni a la tarjeta, anticipándose a la acción, cuando es posible, segando el tobillo, cuando es necesario. Un duelo de estilos, de esos que tienden a chocar y a anularse en sus virtudes y defectos, y que abren la autopista a los futbolistas inteligentes. Por ejemplo, Iraola, un extremo reconvertido a lateral que juega, en San Mamés, de ambas cosas a la vez. El guipuzcoano le amargó la vida a los defensores del Villarreal, demasiado estáticos y blandos para la habilidad del joven futbolista en cuyo diccionario no existe la palabra rifa (del balón) y predomina la verticalidad. Su problema fue que no halló compañeros en idéntico estado de gracia e incluso que le entendieran lo que su cerebro y sus botas inventaban. De haber existido uno solo, el Villarreal, muy pacato la primera mitad, hubiera sufrido un castigo correspondiente a su actitud conservadora.
ATHLETIC 2 - VILLARREAL 1
Athletic: Aranzubia; Iraola (Solabarrieta, m. 92), Gurpegui, Karanka, Del Horno; Tiko, Orbaiz; Etxeberria (César, m. 65), Yeste (Jonan Garcia, m. 89), Ezquerro; Urzaiz.
Villarreal: Reina; Venta, Rodríguez, Álvarez, Arruabarrena; Font (Cazorla, m. 57), Battaglia, Josico (Arzo, m. 34), Riquelme; José Mari y Forlán (Guayre, m. 55).
Goles: 1-0. Del Horno centra un balón que había salido por la banda y Urzaiz remata de volea desde fuera del área. 2-0. M. 51. Centro de Etxeberria y Urzaiz, marca llegando desde atrás. 2-1. M. 59. Centro de Guayre y Jose Mari cabecea en el área pequeña.
Árbitro: Puentes Leira. Expulsó a Battaglia (m. 71) por una patada a Orbaiz y amonestó a Battaglia, Quique Álvarez, Rodríguez, Yeste y Guayre.
Unos 35.000 espectadores en San Mamés. A lo 32 minutos se fue la luz y el partido se paró 10 minutos.
Incluso el apagón, a la media hora, que se paró el partido durante 12 minutos, jugó en contra del Villarreal que posiblemente había decidido contemporizar la primera mitad para arrimarse al área en la segunda, con el Athletic previsiblemente más cansado por el esfuerzo de la Copa del Rey.
En pleno choque de estilos, el partido vivía de las jugadas de estrategia. Un libre directo de Yeste, otro de Riquelme, un empalme de Del Horno, tan voluntarioso como difícil, un cabezazo de Ezquerro. Descuéntense las incursiones de Iraola y un malabarismo made in Ezquerro mal entregado a Urzaiz, en fuera de juego, y se habrá resumido el primer tiempo.
Y en esto llegó Urzaiz y cambió el partido. Urzaiz es un tipo singular, siempre bajo sospecha. Cuando no corre es vago y está mayor, cuando corre está buscando la renovación. Pero lo cierto es que hoy por hoy por hoy es su valor más firme. En cinco minutos encendió la luz del Athletic con dos golazos. Entonces resucitó el Villarreal, cuando se vio perdido. Disparó Riquelme al larguero, luego, en otra jugada, cabeceó en el área pequeña en el habitual error defensivo del Athletic. Y el partido se abrió como si la herida abierta en el Athletic hubiera alentado a un Villarreal dormido. El Athletic no sabe lo que es la comodidad y el Villarreal transmite la sensación de vivir a rebufo de la dificultad. Así resucitó el partido, ganó en intensidad más que en juego y se inscribió en los habituales duelos agonísticos del Athletic. El Villarreal pagó su falta de coraje, el Athletic vivió de Urzaiz.
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