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El PP catalán apuesta por captar a los votantes centristas "desamparados" de CiU y el PSC

La ponencia política que los populares debatirán en su congreso evita la autocrítica

El Partido Popular (PP) de Cataluña quiere acoger bajo sus siglas a todos aquellos electores centristas que han perdido su referente político debido a la radicalización nacionalista de Convergència i Unió (CiU) y a las derivas izquierdistas del Partit dels Socialistes (PSC). La ponencia ideológica que los populares debatirán en su congreso de finales de noviembre define al PP catalán como una formación "centrista, integradora y plural" que se siente catalanista frente a los intentos del resto de los partidos de "homogeneizar" y "manipular" este sentimiento.

La ponencia ideológica de los populares catalanes, que dirige el diputado en el Congreso Francesc Ricomà, seguirá el mismo guión que la aprobada en el congreso nacional de principios de octubre, por lo que huirá de cualquier autocrítica. "No procede", se limitaron a apuntar fuentes populares. Tan sólo habrá una conclusión obvia: que el PP en Cataluña no ha cosechado el mismo apoyo electoral que en otras autonomías, incluso en aquéllas con "hecho diferencial" como Cataluña. Y se culpa de ello a los ciudadanos que, según la dirección popular, no han sabido "interpretar bien el centrismo" del PP.

Concretamente es esta condición de partido centrista la que quiere reforzar el PP en su congreso del 26 y 27 de noviembre una vez que otros partidos han dejado hueco este espacio. Por una parte, Convergència i Unió, con su "radicalización" nacionalista "más intensa que Esquerra Republicana" y por su euroescepticismo. En el otro lado, el Partit dels Socialistes, "condicionado" por sus socios del tripartito catalán, Esquerra e Iniciativa, y que "da cobertura a posicionamientos ideológicos que nada tienen que ver con el centrismo".

Ante este diagnóstico, los populares se sienten con más fuerzas para ampliar su cuota de votantes albergando a los "desamparados" y a los "huérfanos" de CiU y el PSC. Por ello, el PP se esforzará en demostrar la "coherencia entre el discurso y la acción". El discurso quedará delimitado en la ponencia, ya que el PP se define como un partido centrista -sin otros apéndices como liberal o reformista-, catalanista, integrador y plural. La acción tendrá que demostrarse día a día en el Parlament pero, de momento, los populares van a potenciar los elementos programáticos por encima de los que "puedan generar confusiones". En este apartado, se huye de cualquier debate nominalista como el de la lengua o si Cataluña es o no una nación y si debe incluirse en el Estatut.

En la ponencia, el PP se erige como una partido catalanista frente a los intentos de las otras formaciones políticas de "homogeneizar de forma aberrante" este concepto, considerar que el sentimiento de catalanidad "sólo puede ir en una dirección" y negar que "se puede ser catalanista desde muchas posiciones". Un escenario que el PP describe como una clara "regresión autonómica". Para el PP, la defensa del "hecho diferencial catalán" no está reñida con el "proyecto común" de España.

Respecto a la reforma constitucional y de los estatutos, la formación de Josep Piqué fija tres condiciones para su aprobación. Primera, el consenso entre las fuerzas políticas, que debe incluir obligatoriamente al PP y al PSOE. Segunda, la "universalidad de derechos y deberes", es decir, que las modificaciones no pueden comportar privilegios entre ciudadanos de una comunidad. Y tercera, la voluntad de "pervivencia en el tiempo", es decir, que las reformas no estén al albur de los cambios gubernamentales.

En el apartado sobre Europa, el PP catalán pide el voto a favor de la Constitución europea pero puntualiza que el anterior Tratado de Niza otorgaba a España un poder mucho más acorde con su peso en la UE. Aunque se apuesta por que el catalán sea cooficial en Europa, se sostiene que "en la práctica y operativamente" no sea lengua de tratado, más aun cuando en la "Unión de los estados el castellano es lengua de arraigo".

La ponencia no entra a debatir la unidad de la lengua catalana, tan sólo pide respeto por las decisiones de otras comunidades autónomas como la valenciana. "Frente al criterio científico, también vale el criterio político del estatuto que define la lengua como el valenciano". El PP considera que la lengua no puede plantearse como un elemento de "división o enfrentamiento" y acusa a las fuerzas nacionalistas de querer imponer el monolingüismo en Cataluña.

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