La maldición de Ewood Park

La maldición de Ewood Park, el estadio del Blackburn Rovers, inglés, se cobró en la persona de Djibril Cissé la tercera víctima del Liverpool en dos temporadas. El delantero francés, una de las apuestas más fuertes del equipo que dirige Rafa Benítez, sufrió una carga del defensor local McEveley, sin aparente peligro, pero su pierna se hundió en el terreno de juego y se quebró.

Las imágenes resultaban estremecedoras, con el delantero postrado sobre el terreno de juego durante varios minutos, con las manos en la cara, retorciéndose de dolor. Trasladado a un centro hospitalario, se le detectó una fractura de tibia y peroné, de la que fue operado ayer con éxito, que pone fin a su temporada.

Cissé se unía en la maldición a sus compañeros Carragher y Baros, que en la pasada campaña también resultaron lesionados en el mismo estadio, con una pierna y un tobillo rotos respectivamente y con unos pocos minutos de diferencia.

Para Cissé, la lesión supone la culminación de su año más triste y deprimente. A pesar de ser uno de los jugadores estrella del fútbol francés -fue declarado mejor delantero de la Liga francesa la pasada temporada-, no fue convocado para la Eurocopa de Portugal, una decisión inesperada que no frenó su fichaje por el Liverpool. Cissé, seguido por algunos equipos españoles, le costó al equipo inglés 21 millones de euros, una buena inversión para el Auxerre, que algún tiempo antes había pagado 1,5 al Nimes. Criado por su eterno entrenador, Guy Roux, Cissé -a quien muchos comparan con Henry- había depositado sus esperanzas en su aventura inglesa, frenada de forma radical. En la misma jornada, el español Reyes, del Arsenal, se lesionó una mano, pero sin gravedad alguna.