George Silk, fotógrafo de la revista 'Life'
George Silk, fotógrafo de la revista Life durante muchos años, conocido por imágenes que capturaban el drama íntimo de la guerra y el crudo dinamismo del deporte, falleció el sábado en Norwalk, Connecticut. Tenía 87 años y residía en Westport, Connecticut.
La causa fue una insuficiencia cardiaca congestiva.
Silk, que trabajó para Life desde 1943 hasta que se suspendió su publicación en 1972, inició su carrera como fotógrafo bélico en la Segunda Guerra Mundial trabajando junto a los soldados rasos en los escenarios del norte de África, Europa y el Pacífico.
"No era un operario de la guerra", dijo John Loengard, antiguo director de fotografía de Life y autor de Life Photographers: What They Saw (Bullfinch/Little, Brown, 1998). "Capa era un operario. Bourke-White, también. Veían la gran foto y la convertían en 'su guerra'. Y George sólo quería estar allí, vencer sus miedos y enseñarle a la gente cómo era aquello".
Tras la guerra, Silk se especializó en la fotografía de deportes al aire libre, desarrollando técnicas que le permitieron captar imágenes desde posiciones estratégicas antes imposibles: la superficie de un esquí o el borde de una tabla de surf.
George Silk nació el 17 de noviembre de 1916 en Levin, Nueva Zelanda. Como fotógrafo aficionado, comenzó a trabajar en una tienda de cámaras cuando tenía 16 años. Al empezar la guerra en 1939, fue contratado como fotógrafo bélico para el Ministerio Australiano de Información y se le asignó seguir a las tropas australianas por el norte de África, Grecia y Nueva Guinea.
En Libia, con las ratas del desierto de Tobruk, Silk fue capturado por las fuerzas del mariscal de campo Erwin Rommel. Huyó 10 años más tarde. En diciembre de 1942 tomó la que probablemente es su fotografía más famosa, en Nueva Guinea. En ella se muestra a un soldado australiano ciego, descalzo, con los ojos vendados guiado a través de la remota campiña por un miembro de una tribu ataviado con ropa tradicional. La imagen hizo que Life contratara a Silk al año siguiente.
Para Life, Silk fotografió a las fuerzas aliadas en Europa y, al finalizar la guerra, se hizo con un B-29 para tomar fotografías aéreas de un devastado Japón. En 1946 realizó un ensayo fotográfico sobre la hambruna en la provincia china de Hunan.
Durante el resto de su carrera, Silk trabajó principalmente como fotógrafo deportivo, recurriendo a la pasión por los deportes al aire libre adquirida en Nueva Zelanda cuando era niño.
A Silk le fascinaba el movimiento, y buscaba formas innovadoras de atrapar su inmediatez en una foto fija. Fue este deseo el que le llevó a separarse en ocasiones de la cámara, atándola por ejemplo a un cable y colocándola en un lugar en principio inaccesible, como el centro de un campo de fútbol justo antes del primer saque. Para otras imágenes, Silk adaptó una cámara de foto-finish de un hipódromo para captar el borroso fluir de un atleta en movimiento. Una distinguida fotografía, tomada en las pruebas olímpicas de 1960 en Palo Alto, California, muestra a un atleta cuya figura parece prolongarse horizontalmente, atenuada a dimensiones artificiales. Para Silk, el movimiento residía en la distorsión.
Silk deja a su esposa, Margery Gray Schieber; un hermano, Ivan, de Bargara, Australia; un hijo, Stuart, de Seattle; dos hijas, Georgiana, de Weston, Connecticut, y Shelly Silk Wehrly de Old Saybrook, Connecticut, y ocho nietos.
En el libro de Loengard, Silk trató de caracterizar su sensibilidad estética: "Dejé la escuela a los 14 años", contaba. "No sabía cómo los clásicos o los pintores utilizaban la luz y demás. Quizá ya lo llevaba dentro".-
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