Un atracador, probable asesino del paracaidista de Getafe
El joven apuñalado abandonó su casa la noche anterior al crimen
Un halo de misterio se cierne sobre el asesinato de Óscar Johanny Meza Marín, de 19 años y origen colombiano, que fue encontrado apuñalado en Getafe. La policía sospecha que este militar, destinado en la Brigada Paracaidista de Paracuellos del Jarama, fue víctima de un atraco, aunque no descarta ninguna otra hipótesis para esclarecer este crimen. La última vez que el joven fue visto con vida fue sobre las diez de la noche del lunes.
Un ciclista encontró a primera hora de la tarde del martes el cadáver de Óscar en una cuneta de la carretera que une el centro de Getafe con el barrio de Perales del Río, justo detrás del cerro de los Ángeles. La víctima, que iba vestida con pantalones vaqueros, un polo y unas zapatillas deportivas, presentaba una puñalada entre el pecho y el cuello y otra en la espalda. La policía no le encontró los objetos de valor que llevaba, por lo que las primeras hipótesis apuntan a que el fallecido pudo ser víctima de un atraco, según fuentes judiciales.
El forense determinó que el joven paracaidista llevaba muerto unas 20 horas cuando fue hallado por el ciclista. Éste, que alertó al 091 del Cuerpo Nacional de Policía, no permaneció en el lugar hasta que llegaron varios coches patrulla de la comisaría de Getafe. Los investigadores determinaron que la víctima no fue asesinada en el lugar, sino que fue llevada sin vida por sus homicidas hasta ese paraje.
La última vez que Óscar fue visto con vida fue la noche del lunes. Llegó sobre las 22.00 a su casa, en el barrio de San Fermín (distrito de Usera). Según un compatriota que vivía en el mismo piso que la víctima, Jan Hunjodet Silva, el joven soldado acababa de regresar tras 15 días de maniobras en Zaragoza. Soltó el petate con la ropa sucia que traía y saludó a toda la familia. "Al poco salió de casa y no nos dijo ni a dónde iba. Tampoco nos resultó extraño, porque era un chaval que se relacionaba con mucha gente y tenía muchos conocidos por el barrio", explicó Jan Hunjodet.
Desde entonces, todo son incógnitas sobre las circunstancias en las que se produjo la muerte del joven militar. La madre acudió a la mañana siguiente (la del martes) a despertarle, pero se encontró con que la cama de su hijo estaba sin deshacer. Su primogénito no había dormido esa noche en casa. Este detalle no le extrañó, ya que a veces dormía fuera. Pensó que se había dirigido directamente desde el lugar en el que pernoctó hasta el cuartel Base Príncipe de la Brigada Paracaidista (Bripac) de Paracuellos del Jarama. Allí estaba adscrito al grupo de Artillería.
"Durante el resto del día, la madre [María Lina Marín] le llamó en reiteradas ocasiones a su teléfono móvil, pero nunca le contestó. Tan sólo le decía que el celular estaba apagado o fuera de cobertura", señaló el compañero de piso. Sin embargo, la realidad era bastante más dura: a esas horas, su hijo ya estaba muerto.
Cuatro años en Madrid
La víctima residía con su madre y su hermano (menor de edad) en una modesta vivienda del barrio de San Fermín. Compartía piso con ellos una pareja de compatriotas. Hace unos 11 años se separaron sus padres. Su progenitor se quedó en la Colombia natal, mientras que el resto de la familia decidió probar suerte unos años más tarde en España. Llegaron hace cuatro años a Madrid. Siempre han residido en la zona de San Fermín, donde son apreciados por el vecindario.
El fallecido no llegó a concluir el cuarto curso de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Su gran pasión le hizo abandonar los estudios reglados: quería ser piloto profesional. Nada más conseguir la nacionalidad española, se presentó a las pruebas de acceso al Ejército. Este año tuvo suerte. El pasado mes de febrero aprobó la oposición. Su primer destino fue Murcia, donde hizo la instrucción. Después, en el mes de junio, ingresó en el grupo de Artillería de la Bripac, donde tenía una hoja de servicio sin ninguna anotación. Ni siquiera había llegado tarde en estos cuatro meses. "Le gustaba mucho el lugar donde le había tocado, pero su gran pasión era manejar aviones", añade Jan Hunjodet.
Su hermano recordaba ayer el carácter "afable, abierto y alegre" de Óscar Johanny. "Era muy buen amigo y le gustaba salir y divertirse con sus conocidos. Lo quería todo el mundo", señaló el hermano. "La familia se encuentra destrozada", dijo. Todavía no saben si repatriarán el cadáver a Colombia o si será inhumado en Madrid. Ayer se acercaron al Instituto Anatómico Forense, pero este centro ya había cerrado al público.
La madre sufrió un desvanecimiento. Igual ocurrió la tarde del martes, cuando los agentes del Grupo X de Homicidios le comunicaron en la Jefatura Superior de Policía la triste noticia del asesinato de su hijo. Tuvo que ser asistida por los facultativos del Samur-Protección Civil.
Este homicidio eleva a 46 las muertes violentas registradas en la región en lo que va de año. En el mismo periodo del año pasado, la cifra llegaba a los 90.
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