Lío de órdago por el agua del grifo
El árbitro principal del torneo amenaza al equipo español si la organización no sirve líquido gratis
Ignatius Leong, de Singapur, árbitro principal del torneo, logró conectar ayer dos hechos de muy difícil conexión: a los participantes en la Olimpiada de ajedrez no se les sirve agua del grifo gratis en las comidas; la selección española juega todos los días en el escenario elevado de la sala. Leong amenazó: si no hay agua gratis, España perderá ese privilegio. Y se montó un lío de órdago.
Algunos jugadores aplaudieron a Leong, quizá porque es costumbre servir jarras de agua durante las comidas en las Olimpiadas de ajedrez. Cabe preguntarse si todos ellos dirían lo mismo tras probar el agua de Calviá: "Tiene un sabor horrible, yo no la bebo nunca", dijeron varios nativos por separado a este diario. En todo caso, una carta dirigida a la Federación Internacional (FIDE) por el Comité Organizador el 1 de abril especifica claramente que los jugadores están invitados en "régimen de pensión completa, excluidas las bebidas". Un directivo de la FIDE, Israel Gélfer, se desmarcó ayer de la amenaza de Leong: "Me consta que el sabor del agua es malo, aunque creo que los hoteles deben ofrecerla a quien la desee. Una vez superados los agobios de los primeros días, los problemas que tenemos con la organización no son graves, y estamos satisfechos con las condiciones de alojamiento".
Todo indica que la salida de tono de Leong tiene que ver con otro lío que él montó la víspera: arrancó súbitamente la acreditación del pecho de un jugador peruano que no había abandonado la sala tras terminar su partida, como es perceptivo, y anunció que ya no podría jugar más en esta Olimpiada, que se clausura el día 30. Leong revocó horas después su decisión a propuesta del Comité Organizador, que la vio desproporcionada.
Viejos conflictos
Leong fue un opositor frontal del actual presidente de la FIDE, el ruso Kirsán Iliumyínov, en las elecciones de 2002, con el apoyo de varias federaciones europeas, hartas de la ineficacia y las abundantes sospechas de corrupción que rodean a la FIDE. Pero las dejó tiradas tres días antes de los comicios: retiró su candidatura a cambio de una vicepresidencia en el nuevo equipo directivo. Es imposible demostrar si su elección como árbitro principal de la Olimpiada formó parte de aquel cambalache.
La magnitud de la Olimpiada -más de 3.000 personas si se suman jugadores, capitanes, árbitros, periodistas, directivos, acompañantes, etcétera- y el hecho de que Calvià logró la sede hace poco más de un año tras la renuncia de Menorca provocaron varios problemas de transporte, información y coordinación durante los primeros días. Aunque ayer estaban ya casi todos solucionados, Leong se quejó. Sin embargo, pese al desmarque de Gélfer, cuesta creer que el árbitro se atreviera a tanto por sí solo. Los directivos de la FIDE carecen en Calvià de privilegios y lujos que suelen disfrutar en otros sitios. Hasta hace años, un párrafo del reglamento del Mundial decía textualmente: "Los directivos podrán comer y beber cuando, como, donde y cuanto quieran a cuenta del Comité Organizador".
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