Un gol y a la cama
El Atlético gana al Racing en un choque pésimo con un tanto de Torres tras un fallo de Pierini
Es curioso. Curioso, y un poco triste, que los dos centrales del Atlético, Pablo y Perea, sean las figuras del equipo rojiblanco, en su casa y frente al Racing. Es curioso, además, porque el equipo de Santander es poca cosa en general, y muy poca cosa en el área contraria. En el primer periodo cada equipo tuvo tres ocasiones. El Racing no acertó. El Atlético marcó una. La más tonta. Y la más rápida. En el minuto siete, Jorge llegó hasta un poco más allá del pico del área derecha. En vez de avanzar hacia la línea de fondo se frenó y puso un centro de rosca manso sobre el área pequeña. Pierini aguardó a que el balón descendiese para despejar. El defensor del conjunto cántabro levantó la pierna, pero no acertó de lleno a la pelota, que siguió trazando su parábola sobre el larguero. El ariete del Atlético, Torres, en el segundo palo, sólo puso la cabeza. Aouate, el portero, miró con mucho interés la secuencia desde el primer palo y con los dos pies pegados a su línea de gol.
ATLÉTICO 1 - RACING 0
Atlético: Leo Franco; Velasco, Perea, Pablo, Antonio López; Sosa, Luccin (Simeone, m. 70); Jorge (Novo, m. 60), Ibagaza (Salva, m. 50), Nano; y Fernando Torres.
Racing: Aouate; Oriol, Moratón, Pierini, Juanma (Jonathan, m. 56) ; C. Alvarez (Morán, m. 46), Nafti (Anderson, m. 46), Parri, Benayoun; Regueiro y Javi Guerrero.
Goles: 1-0. M. 7. Centro de Jorge que no acierta a despejar Pierini y Torres, solo, marca de cabeza en el segundo palo.
Árbitro: Rodríguez Santiago. Amonestó a Nafti, C. Álvarez, A. López, Javi Guerrero y Sosa .
Unos 50.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.
El defensor del conjunto cántabro levantó la pierna, pero no acertó de lleno a la pelota. El ariete del Atlético sólo puso la cabeza
Y después del gol, nada. Ibagaza no dio un pase a derechas. No es que no moviese al equipo. O que no metiese geniales centros entre líneas. Que no lo hizo. Sino que entregaba la pelota a los contrarios en dos de cada tres ocasiones. Antes de ser sustituido por el fogoso Salva al poco de comenzar el segundo periodo, Ibagaza sólo fue Ibagaza en una ocasión. Luccin controló en el centro y aclaró hacia la posición del pequeño argentino que, rápido y de primeras, prolongó el balón a la carrera de Fernando Torres. El Niño cruzó demasiado.
Tampoco Sosa y Luccin estuvieron muy brillantes. El uruguayo no toca mal. Pero tampoco toca mucho. Ni con mucha intención. Desde luego no mejora en un milímetro la aportación de Colsa o Simeone, que al menos añaden pegada a sus limitadas prestaciones. Luccin mejoró el juego cuando ejerció su labor de eje sobre el que giraba el conjunto de Ferrando. Pero no lo hizo casi nunca en el primer tiempo. Y, aunque algo más, tampoco demasiado en el segundo. Ferrando sorprendió prefiriendo sustituir por Simeone al francés antes que a Sosa. Lo cierto es que el modesto mediocampista suramericano ocupa bastante espacio, no saca mal del todo el balón y se esfuerza mucho y de manera constante en cortar el juego del adversario.
El Racing, mientras tanto, también dejaba que pasasen los minutos entre bandazos y errores. Es el equipo de Alcaraz una curiosa mezcla de jugadores habilidosos pero muy blandos en ataque, y de tipos rudos, pero muy blandos en defensa. Parri, Benayoun, Regueiro y Javi Guerrero saben tratar bien la pelota. Conspiran entre ellos en las fronteras de las zonas calientes del campo y, a veces, consiguen crear peligro. Javi Guerrero, por ejemplo, tuvo una ocasión fantástica en cada periodo. En ambas, el fallo estuvo en la fuerza de su disparo. Las dos veces, solo ante Leo Franco, apenas empujó la pelota hacia el portero argentino del Atlético. En la parte trasera se colocan muy mal. De hecho, la mayoría de las ocasiones de los rojiblancos se debieron más a las facilidades -escandalosas en el caso de los dos laterales y sus desajustes con los interiores- de la zaga racinguista que a su propia capacidad para generar peligro. El cénit de esa torpeza a la hora de cubrirse fue el zapatazo al aire de Pierini en el gol de Torres. Pero, al margen de la anécdota, la defensa de Alcaraz estuvo lenta, blanda y mal posicionada. Y contribuyó a que el técnico andaluz no pueda seguir mostrando la curiosa estadística de no haber perdido nunca en el Vicente Calderón. Ni con el Recreativo de Huelva, su ex equipo, ni con el Racing.
En el segundo tiempo cada equipo tuvo otra vez tres ocasiones. Pero en estos segundos cuarenta y cinco minutos ninguno acertó. Valió, pues, el gol de Fernando Torres, que volvió a marcar después de haberse quedado frenado en tres tantos tras la tercera jornada, cuando anotó frente al Barcelona en el Calderón. O quizá lo que valió fue el fallo de Pierini, según se mire.
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