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Crónica:FÚTBOL | Séptima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Pésimo Valencia

El Sevilla afila su contragolpe y vence en Mestalla en un partido muy bronco

En su obsesión por parecerse cada vez más al Valencia, el Sevilla dio ayer un paso de gigante: romper el espejo en que se ha estado mirando en estos últimos años. Asestó un golpe definitivo al vencer en Mestalla. Al aprovechar con un afilado contragolpe las debilidades defensivas de su rival, que ayer fueron multitud. Le bastó al cuadro de Caparrós su habitual aspereza defensiva, la regó con la calidad de Renato en el centro del campo y, sobre todo, con la contundencia de Baptista y Aranda en el ataque. Un soberbio Cañizares fue el mejor de un Valencia sin fútbol y sin remate: lo fió todo a los espacios que abriera la gigantesca espalda de Corradi, que fueron insuficientes. Y no disparó a gol en todo el partido.

VALENCIA 1 - SEVILLA 2

Valencia: Cañizares; Curro Torres, Marchena, Pellegrino, Moretti (Xisco, m. 86); Fiore, Sissoko, Baraja, Angulo (Aimar, m. 67); Di Vaio (Albelda, m. 70) y Corradi.

Sevilla: Esteban; Sergio Ramos, Javi Navarro, Aitor Ocio, David; Alves, Renato (Jordi, m. 68), Martí, Antonio López (Fernando Sales, m. 46); Baptista; y Aranda (Pablo, m. 87).

Goles: 1-0. M. 60. Ocio, en propia puerta. 1-1. M. 66. Baptista gana la posición a Moretti y marca. 1-2. M. 84. Aranda, de cabeza.

Árbitro: Esquinas Torres. Expulsó a Baraja (m. 68), a Renato (74) con roja directa por empujar a Marchena, y a Aranda por doble amarilla (m. 90). Amonestó a Marchena, López, Corradi, Esteban, Aranda, Marchena, Baptista y Martí.

Unos 40.000 espectadores en Mestalla. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de los ex jugadores Sixto y Terol.

Un soberbio Cañizares fue el mejor de su conjunto, que lo fió todo a los espacios que pudiera abrir la espalda de Corradi y nunca disparó a puerta
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Hay días en los que uno no está para nadie. Como le que sucedió ayer a Pellegrino, que penó por Mestalla en una actuación muy desacertada. Falló en el marcaje, en el corte y en el pase. Lo descubrió el Sevilla, que lo buscó toda la noche. Y lo perdonó la grada, que se mostró generosa por tratarse de quien se trataba: un futbolista honrado de pies a cabeza que le ha dado un gran rendimiento.

El Valencia se llenó de goteras. Las tapó como pudo Marchena, que se multiplicó ante su ex equipo. Y Cañizares, autor de una de las paradas de la Liga: estiró su guante izquierdo hasta el límite para salvar, apuradísimo, un tiro del brasileño Renato, una falta directa enmascarada de centro.

Sissoko y Baraja sostuvieron por el eje al conjunto de Ranieri, que jugó ayer sin bandas. Sin la profundidad por la izquierda de Vicente, lesionado, Angulo se embolicó sin remedio. Y Fiore, por la derecha, confirmó su tendencia a marcharse hacia el centro. Precisamente en una de esas incursiones firmó su mejor acción del partido: un disparo lejano e imprevisto que repelió Esteban (muy blando en los tiros de lejos) y el consiguiente remate a bocajarro de Corradi, un zurdazo, rebotó en el larguero con gran estrépito. Fue lo más notable de la pareja de ex jugadores del Lazio, que no acaban de cogerle el punto a la Liga.

El Sevilla sigue su crecimiento en su intento por parecerse a su rival de anoche. Un poco mejor cada año. A la nube de músculos que solía acumular el curso pasado, el cuadro de Caparrós ha añadido calidad en el centro del campo (Renato) y en el ataque (Aranda). Aunque sigue siendo la fuerza bien dirigida de Baptista y la habilidad por la derecha del menudo Alves las que marcan las diferencias. El pequeño brasileño se convirtió en un castigo para el lateral italiano Moretti, que no supo cómo frenarlo. Y en cuanto a Baptista, era arrancar desde la media punta y ponerse a temblar Mestalla.

El Valencia quiso jugar muy directo, a pelotazo limpio, y acabó con Corradi dándose cabezazos con Javi Navarro, como resumen del pésimo resultado. Resultó un fútbol de vuelo gallináceo que pareció disgustar al propio Ranieri, pues mandó a calentar a todo el banquillo en el descanso. Aunque reprimió los cambios para más tarde. No así Caparrós, que mandó entrar a Fernando Sales y todo lo que eso supone: otro puñal por el extremo izquierdo.

La consecuencia inmediata fue que Aranda rompió el fuera de juego y se quedó solo ante Cañizares. Bueno, no tan solo. Le sobraron reflejos para despejar el disparo del delantero sevillista. Cada contragolpe del Sevilla era pura dinamita y hasta se entonó Pellegrino en un corte providencial. Se mascaba el gol en una portería y llegó en la otra. Una inteligente apertura de Fiore a la banda, un centro de Corradi al tuntún y Aitor Ocio se encargó del resto: marcar en propia puerta en un fallo garrafal. Ni estaba especialmente presionado ni el centro era demasiado peligroso. Se abrió el partido. Y a un error defensivo se unió otro: cerró mal el lateral Moretti y Baptista plantó su corpachón enorme para ganar un pase de Aranda, se plantó ante Cañizares y esta vez no hubo portero que lo detuviera.

El choque enloqueció tras el empate. Fue expulsado Baraja y Ranieri oyó la primera bronca del curso al retirar a Di Vaio por Albelda: daba por bueno el empate. El Sevilla primero firmó una tregua y después cayó en la trampa que le tendió Cañizares: provocó a Renato y éste empujó a Marchena. La expulsión dejó 10 minutos de máxima intensidad. Para que el Sevilla encontrara por fin, en un córner, y en la cabeza de Aranda, la llave para romper el espejo.

Corradi salta sobre Aitor Ocio en presencia de Di Vaio.
Corradi salta sobre Aitor Ocio en presencia de Di Vaio.SANTIAGO CARREGUÍ

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