Para 1.000 copas

El artesano Eliseo de Pablos ha encontrado la fórmula para tomarse 1.000 copas y levantarse nuevo a la mañana siguiente o salir airoso de los controles de alcoholemia, aunque él no beba. El secreto, que lo inscribirá en el Guinness de los Récords, no es otro que el de reducir el recipiente a la mínima expresión, como ha logrado con su equipo de vidrieros integrado por Darío Loruso, Isaac Pérez y José Nilo Ojea. Imbuidos por la tradición vidriera de La Granja (Segovia), auspiciada por Carlos III en plena Ilustración, este grupo ha conseguido fabricar una copa tallada de 1,88 centímetros de alto y 1,26 centímetros en la parte más ancha, convirtiéndola en el recipiente en vidrio más pequeño de la historia, que supera a la anterior marca, una botella de cristal, de tres centímetros de altura. En el marco de la Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha, que se clausuró en Toledo ayer domingo, De Pablos superó otra prueba, en esta ocasión junto a Pablo Pizarro y Marta Ugarte, quienes lograron confeccionar un largo hilo de vidrio de 77,90 metros de largo., elaborado en el mismo recinto ferial tras construir un horno donde fundir el material a mil grados de temperatura. La multitud que visitaba la feria ayudó a evitar las corrientes de aire a ras de suelo, que son perjudiciales para el frágil cristal, pero también dieron al traste con la idea de alcanzar 100 metros, la longitud de un pasillo, ya que un despistado lo pisó. Aún así, lo conseguido es una marca.-