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EL ENREDO
Columna
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Puente aéreo

HAY UNA SERIE DE NORMAS de obligado cumplimiento para los usuarios del puente aéreo Madrid-Barcelona: hay que procurar ser el último en desconectar el móvil, el primero en volver a conectarlo y, lo más importante, en cuanto el avión aterriza y detiene los motores hay que levantarse de inmediato para darse un cabezazo contra el portaequipajes. De no hacerlo así te expones a una multa por falta de importancia.

Uno de los mayores atractivos del viaje es el efecto Alicia, que consiste en experimentar durante el vuelo la sensación de cruzar un espejo y atravesar la realidad. Esto se debe a unos curiosos personajes que habitan a uno y otro lado del espejo y son muy pesados. Pesadísimos. Son los temibles hayquien. Hay quien cree que en Barcelona se detiene a los castellanohablantes, y hay quien cree que si en Madrid te sorprenden hablando catalán te obligan a invitar a aperitivos hasta la madrugada. Hay quien dice: "No pareces catalán". Hay quien dice: "Ojo con los españoles, que nos están adelantando en muchas cosas". Hay quien cree que con la selección catalana de hockey sobre patines se da un paso hacia la emancipación nacional, y hay quien cree que con la selección catalana de hockey sobre patines se da un paso hacia la desmembración nacional. Uno lo dice eufórico; otro, grave. Se debe prestar atención, porque no conviene mostrarse grave ante el eufórico, ni eufórico ante el grave. Si te confundes, te tuestan. Hay quien cree que la bandera española de la plaza de Colón es ridícula y la bandera catalana más grande del mundo, un simpático récord Guinness.

Hay quien considera ofensiva una Fiesta Nacional y muy positiva una Festa Nacional. Y viceversa

Ir a Bruselas para defender los intereses de Cataluña es provinciano, ya que se trata de construir Europa e ir a Bruselas para defender los intereses de España. Respuesta correcta: "¡Y tanto!".

Un caso complejo: hay quien considera ofensiva una Fiesta Nacional y muy positiva una Festa Nacional. Y viceversa. ¿Qué responder? "Es que ese día estaba en cama, con fiebre". A lo George Brassens. Queda un poquito progre trasnochado, pero... se sale del paso. Hay quien considera normalísimo que los políticos catalanes acudan una vez al año al Camp Nou a cantar Els segadors ante Figo, Beckham y Roberto Carlos. Hay quien considera lógico desear que el Barça pierda todos los partidos salvo cuando juega contra un extranjero, porque en el fondo es un equipo español. Respuesta: "No me gusta el fútbol". Hay quien en el coche lleva burro, toro, banderita o anagrama. ¿Y usted? "No conduzco, voy en metro". Correcto, pero ya son demasiadas evasivas. Los hayquien te pueden acusar de: a) equidistante, b) descomprometido, c) espía. Hay quien dice: "Madrid es otra cosa". Hay quien dice: "Barcelona es otra cosa". Respuesta: sonreír. Nunca, nunca, nunca debe usted decir: "Pues sí", manifestando fatiga. No conviene fatigarse ante un hayquien, porque no sirve de nada. Si alguien no puede más y grita: ¡¿pero es que nunca va a acabar este tostón?!, los hayquien de uno y otro lado del espejo quedan estupefactos y contestan al unísono: "No, ¿no ves que somos una nación milenaria?". Y no hay tu tía. Lo curioso es que los demás somos muchos más que los hayquien y nos hacemos oír menos.

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