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Reportaje:

Sexo en la isla

Una exposición recoge en la Fundación Bancaixa de Alicante los grabados de Miquel Barceló

Lanzarote para Miquel Barceló es un lugar experimental y toda su obra es toda una especie de diario, en el que recoge experiencias, sensaciones e impresiones. La isla canaria inspira todos los grabados de la serie Lanzarote, procedentes de la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y que se podrán visitar hasta el próximo 10 de enero en la sala de exposiciones que Bancaixa tiene en la Rambla de Alicante.

En esta serie, que todavía no está finalizada y está compuesta por 62 grabados, figuran un autorretrato, animales de fauna africana, paisajes, toreros, frutas y bodegones, aunque lo que más llama la atención es un conjunto de obras denominadas pornográficas en las que se observan hombres, mujeres y animales manteniendo relaciones sexuales, alcanzando un gran movimiento y transmitiendo cierto erotismo en cada silueta. Miquel Barceló realizó la mayor parte de estas aguatintas y aguafuertes en distintas épocas entre 1999 y 2002 en la isla de Lanzarote.

Llama la atención en la muestra la serie de obras denominadas pornográficas

La exposición muestra la faceta menos conocida del artista mallorquín, la de grabador. Barceló explica cómo en estas obras sigue el ejemplo de Goya, Rembrandt y Picasso, experimentando distintas técnicas y las diferentes posibilidades que ofrece el grabado con el objetivo de dar una nueva visión del mundo que nos rodea y plasmarlo sobre el papel. El artista explica que grabar le resulta placentero, es una técnica más: "Yo no tengo jerarquías, y no me parece ni más ni menos. Su particularidad reside en la intervención del ácido: la mordida. Me gusta físicamente, es ella la que me produce incisión y también me gusta el negro que se consigue con el aguafuerte".

Miquel Barceló se formó en la Escuela de Artes Decorativas de Palma de Mallorca y en la Escola de Belles Arts de Barcelona. A principios de los años ochenta irrumpió con fuerza en el panorama artístico europeo por sus primeras obras, conceptuales y abstractas, que dieron paso a una figuración expresionista que desemboca en naturalezas muertas alegóricas. Uno de los méritos de esta serie es la técnica, con una experimentación arriesgada. Barceló reconoce que en algunos casos ha utilizado "punta seca a lo bestia". Así que se sirvió de taladros y abrasivos de pintura de coches para poder hacer los grabados. En algunos utilizó una sierra circular, pero siempre se detecta el dominio de sus brazos y manos y la actuación posterior de los disolventes y ácidos. La exposición de Alicante es una gran ocasión para aproximarse a los grabados y comprobar la magnitud e intensidad de la obra de Miquel Barceló, uno de los artistas españoles más internacionales.

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