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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Juan Francisco Fresno, el cardenal que fue clave en la transición de Chile a la democracia

El Gobierno chileno decretó ayer tres días de duelo nacional por el fallecimiento en la noche del jueves del cardenal emérito de Santiago, Juan Francisco Fresno Larraín (90 años), a consecuencia de una insuficiencia renal generalizada. Los restos de este obispo conservador, al que le correspondió dirigir la Iglesia católica en el periodo final de la dictadura del general Augusto Pinochet, serán sepultados en la cripta de la catedral de Santiago, después de una misa este domingo.

Desde Hungría, donde se encuentra en una gira, el presidente Ricardo Lagos expresó su pesar y dijo que "todos, creyentes y no creyentes, tenemos una deuda de gratitud para lo que él aportó a Chile". Recordó Lagos las dificultades de pasar "de un régimen autoritario a un sistema democrático sin violencias, sin odios, sin rencores", tarea en la que el modo de ser de Fresno, "su personalidad, su modo de aproximarse a los temas, el tremendo respeto por lo que él encarnó", facilitó la posibilidad de reunir "en su mesa a personas que en esos momentos nos enfrentábamos con tanta fuerza".

En un mensaje de condolencias a los chilenos, el papa Juan Pablo II recordó desde El Vaticano a Fresno por la "prudencia y caridad pastoral" con que sirvió a su pueblo.

A diferencia de la Iglesia católica argentina, la chilena jugó un papel destacado en la defensa de los derechos humanos y de las víctimas de la dictadura instaurada en en país con el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. Encabezada por el cardenal Raúl Silva Henríquez, la Iglesia católica creó la Vicaría de la Solidaridad y debió soportar el hostigamiento constante de la Junta Militar y de los aparatos de seguridad por su labor humanitaria.

Por eso, cuando el papa Juan Pablo II nombró en 1983 a Fresno, un obispo de bajo perfil y caracterizado como conservador, en el principal cargo de la Iglesia católica en Chile, arzobispo de Santiago, hubo alegría indisimulada en el régimen y desazón entre los opositores. Sin embargo, Juan Francisco Fresno supo ponerse a la altura de la tarea que tenía pendiente y fortalecer a su institución.

La dictadura vivía en 1983 una severa crisis económica, desencadenada por la deuda externa y agravada por las políticas de ajuste, que había elevado el desempleo por encima del 30% de la fuerza de trabajo y motivado el comienzo de las protestas sociales masivas de la población. Mientras que las protestas crecían en intensidad, junto con la virulencia de la represión, para la que el régimen utilizaba a las tropas, el cardenal Fresno sirvió de puente y apoyó al Acuerdo Nacional para la Transición a la Democracia, un documento en el que coincidieron en 1985 la derecha y la oposición, en un amplio arco.

"Chile debe ser un país de entendimientos y no de enfrentamientos", solía decir el cardenal Fresno. Los hechos lo llevaron a ser continuador de la obra de Silva Henríquez en la defensa de los derechos humanos, hasta el punto de que el régimen también comenzó a atacarlo. Al cardenal le correspondió recibir por primera vez al Papa en Chile, que visitó el país en dictadura en 1987.

Cuando el régimen estaba por concluir, en 1989, debió abandonar el liderazgo de la Iglesia católica chilena por motivos de edad. Sin embargo, se mantuvo en actividad y, según relataron sus amigos, lúcido hasta el final de su vida. Políticos de todas las tendencias lamentaron su deceso.

El vicepresidente José Miguel Insulza afirmó que los chilenos "tenemos un emocionado recuerdo del cardenal Fresno, quien aportó su modestia y sencillez a la defensa de los derechos humanos".-

El cardenal Fresno, en 1983.
El cardenal Fresno, en 1983.JOSÉ IGNACIO USOZ (COVER)

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