Michael marca el ritmo

Llevaba tres carreras sin ganar y para él eso era ya una eternidad. Michael Schumacher tuvo motivos para sentir la impotencia de los perdedores en la carrera que había disputado el pasado 26 de septiembre en Shanghai. Le había pasado de todo. Desde verse obligado a salir del pit lane hasta chocar con Christian Klien y sufrir un pinchazo cuando estaba remontando. Sin embargo, el heptacampeón mundial no permitió que los elementos decidieran por él. Schumacher se aferró a su coche y concluyó la carrera en la 12ª posición, marcando la vuelta rápida en el último giro, como queriendo demostrar a todos sus rivales que seguía siendo el mejor.

"El hecho de no haber estado bien en China creo que me ayudó en Japón porque me permitió salir en la preclasificación cuando la pista estaba ya seca y me obligó a concentrarme", comentó Michael Schumacher. El alemán, de 35 años, había concluido el segundo en los grandes premios de Bélgica e Italia, antes de no puntuar -por segunda vez este año- en China. Pero lo que pasó en Monza pareció más un acto de servicio a la escudería y de reconocimiento hacia su compañero, Rubens Barrichello, que otra cosa. El brasileño se estaba jugando el subcampeonato y Michael se lo puso en bandeja. Ferrari logró un doblete, el octavo de la temporada, en su casa, mostrando todo su poderío ante su afición. Y después, a pesar de los problemas de Schumacher, consiguió colocar a Barrichello en lo más alto del podio en Shanghai, donde las escuderías querían encabezar el palmarés chino pensando en el mercado que se les está abriendo.

El alemán de Ferrari logra su 13ª victoria de la temporada y la 83ª de su historial

Alonso concluye el quinto tras una excelente remontada desde la undécima posición

A los bólidos rojos les quedaba el último reto: recompensar el excelente trabajo realizado por la firma de neumáticos que los calza, Bridgestone, con una victoria en su casa. Y ayer fue su primer piloto el que cogió el testigo y no falló. El fin de semana de Michael fue espectacular. Ni siquiera el tifón Ma-on, que perturbó todo el desarrollo del GP de Japón, ofuscó al campeón mundial. Siempre fue el mejor: en los primeros entrenamientos, en la preclasificación, en la cronometrada y luego en la carrera.

"Ayer fue un día histórico para la F-1: con una pole y una victoria en la misma jornada", indicó el alemán; "queríamos hacerlo bien por Bridgestone y todos los mecánicos y los ingenieros realizaron un esfuerzo suplementario. Era evidente que íbamos a hacer una buena carrera, que impondríamos un buen ritmo. Pero, tras la salida, noté la presión al ver a Ralf tan cerca en el retrovisor. Sin embargo, al final, todo salió bien. Hice una carrera sin historia".

Sí tuvo historia porque le concedió a Michael Schumacher su 13ª victoria en una misma temporada. Y ése es un récord que deja muy atrás el que él mismo había establecido, con 11, en 2002. El alemán lleva ya 83 triunfos, 32 más que el francés Alain Prost, su inmediato seguidor. Y se encuentra a sólo dos poles-position de igualar el récord del brasileño Ayrton Senna. Brutal.

La carrera de Suzuka fue dominada por los hermanos Schumacher. Siempre por detrás de Michael, Ralf, que disputaba su segunda carrera tras el accidente de Estados Unidos en el que se rompió dos vértebras, logró su primer podio de la temporada y proporcionó a Williams una segunda posición, que igualaba la de Montoya en Sepang en marzo. Por detrás estuvieron los dos BAR de Button, tercero, y Sato. Y tras ellos se clasificó Fernando Alonso, que realizó una excelente remontada, desde la 11ª posición hasta concluir en la quinta.

"Optamos por neumáticos blandos y por dos paradas y acertamos", dijo Alonso; "no ganar posiciones en la salida y ganarlas en la pista ha sido muy positivo. He restado dos puntos a Montoya y puedo acabar el cuarto".