_
_
_
_
Entrevista:DANIEL BARENBOIM | Pianista y director de orquesta

"No sé si soy divertido, pero me divierto"

Pregunta. Tiene tres nacionalidades: argentina, israelí, española. ¿Cómo se pueden querer tres mujeres a la vez y no estar loco?

Respuesta. Porque los países no son mujeres.

P. ¿Cuál siente más cerca?

R. Realmente, los tres. Cada vez que vuelvo a Buenos Aires tiene algo de especial, y en el restaurante me ponen la misma salsa que hacía mi madre. En España llevo más de veinte años, y para mí es el lugar de estudio y de relax; en Israel he crecido y he ido a la escuela. Y está pasando una situación muy difícil.

P. Dio su primer concierto a los siete años. ¿Mozart y usted?

R. Él, grande, y yo, pequeño.

P. ¿No es un tostón ser niño prodigio?

R. Prodigio es un niño con talento y con padres muy ambiciosos. No fue mi caso. Tuve un poco de talento y padres más inteligentes que orgullosos.

P. ¿El conflicto palestino-israelí tiene remedio?

R. Tiene que tenerlo. No hay otra solución.

P. ¿Sus esfuerzos -Taller del Diván, Orquesta de la Paz- se orientan a demostrar que, también en política, la música amansa a las fieras?

R. La música demuestra que la coexistencia es posible, a condición de que haya igualdad en los participantes.

P. Critica abiertamente a Sharon. ¿No teme que le quiten el pasaporte o que le dejen sin merendar?

R. El día que uno decide ser director de orquesta está dispuesto a ser criticado. Yo estoy cada día ante cien músicos y no puedo pretender que todos estén de acuerdo con lo que hago.

P. ¿Qué letra de tango representa más su pensamiento?

R. Amores de estudiante.

P. Es autor de su propia biografía. ¿Se cae bien?

R. Nunca lo he pensado desde ese punto de vista. Mi vida en la música no es una biografía. Es lo que quería escribir sobre la música dándole un hilo conductor que pasa a través de mi biografía.

P. En 2001 llevó a Wagner a Israel y por poco no sale vivo. ¿Niega que el arte sea político?

R. Se ha repetido eso, pero no es cierto. El escándalo lo hizo al día siguiente la clase política, porque a los políticos les gusta utilizar el arte.

P. ¿Pero hay disciplinas aisladas, que no se "contaminen" del entorno?

R. Lo que digo es que la música no se debe utilizar para fines políticos. Pero cada músico refleja lo que es como ser humano, y si se interesa por la literatura, la política, las mujeres, la gastronomía.

P. ¿Y usted en qué orden se interesa por todo esto?

R. Se está volviendo usted muy, muy curiosa. Naturalmente, es normal que todo hombre se interese lo primero por la mujer, porque, al fin y al cabo, sale del cuerpo de su madre.

P. ¿Quiere decir que lo suyo con las mujeres es una cosa prácticamente filial?

R. Ja, ja, ja. Bromas aparte, yo me intereso mucho realmente por todo. Soy una persona muy curiosa.

P. ¿Es cierto que Felipe González y usted son prácticamente una pareja de hecho?

R. Yo creo que nos entendemos muy bien y tenemos un afecto mutuo.

P. ¿Qué sinfonía tocaría si llegara la paz a Oriente Próximo?

R. No lo sé.

P. ¿En qué tono se dirigiría a Bush: sol mayor, re menor...?

R. En el tono musical que más pueda expresar el desprecio.

P. ¿Beethoven es su icono?

R. No. Mi músico preferido es el que estoy tocando en cada momento.

P. ¿Es igual de voluble en todo?

R. Es usted muy indiscreta, ¿eh? [ríe] ¿Qué quiere que le diga? No soy vegetariano. Un día como carne y otro pescado.

P. "Gastronómicamente, nunca tendría nada de alemán". ¿De dónde es su estómago?

R. Italiano, árabe, hindú, español y francés. Si tuviera que comer una sola cocina, sería la italiana.

P. "Tocar el piano es un placer físico". ¿El mayor?

R. Usted quiere siempre que le ponga categorías. Cuando uno tiene hambre, el placer físico mayor es comer. Y en otros momentos, otro. Yo no soy una persona de sistema. En la Argentina dirían: "No soy un pibe sistemita".

P. ¿Se considera un hombre divertido?

R. No sé si soy un hombre divertido, pero me divierto.

P. ¿Con qué?

R. Con todo, menos con algunas de sus preguntas.

P. Dicen que es un poco sieso. ¿Yerran?

R. Si lo soy, no es queriendo. A veces, cuando uno se concentra en algo puede dar la impresión de distancia. Pero no es voluntario.

Daniel Barenboim, fotografiado el martes en Madrid.
Daniel Barenboim, fotografiado el martes en Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_