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Crítica:ZARAGOZA | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

A gazapear tocan

Los ivanes, aunque bien presentados, taparon carencias al saltar aparatosos por delante. Por problemas, dieron los inherentes a su casta. En estos tiempos en los que los actuantes se traen estructurada la faena del hotel, que la lidia ni se sabe para qué es ni para qué sirve, cuando aparecen contratiempos por pequeños que sean, los artistas pierden los papeles y el que no corre, gazapea. A Uceda Leal le tocó por primero el inválido del encierro. A toro mortecino, simulacro de faena pesada hasta rayar el aviso. En el otro, gazapeó sin encontrar sitio. Dejó lo mejor de la tarde al ejecutar un fenomenal bolapie que rodó al toro sin puntilla.

Jesús Millán no tuvo suerte con el lote. Su desconfianza y falta de mando convirtieron sus trasteos de muleta en un angustioso sinvivir en los tendidos.

Iván / Uceda, Millán, Castella

Toros de Baltasar Iván, bien presentados y con casta. El primero flojo. Uceda Leal: saludos y saludos. Jesús Millán: silencio y silencio. Sebastián Castella: oreja y oreja. Plaza de Zaragoza, 9 de octubre. 2ª de feria. Tres cuartos de entrada.

En cambio a Sebastián Castiella le tocó bailar con el mejor lote del encierro. A pesar de estar siempre fuera de cacho. De jamás cargar la suerte, de numerosos enganchones, de liquidar a su primero de indigno bajonazo, y al otro de pinchazo más estocada caída y trasera le concedieron oreja por todo. Increíblemente le abrieron la puerta grande.

Los aficionados dejaron constancia de su protesta, lo que obligó al diestro francés a dejar el primer trofeo en manos de su cuadrilla. También quedó el temor que si por nada se abre la puerta grande, ¿qué pasará el día que aparezcan las figuras? ¿Habrá que ir a buscar orejas al matadero?

Buena nota debieran tomar presidentes y asesores porque en ellos está el deber y la obligación de salvaguardar la integridad y dignidad de una plaza de primera, a no ser que lo que se pretenda es dejarla para años venideros como de segunda. Rumores hay.

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