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El detenido niega haber matado a las agentes, pero reconoce que estuvo en el piso

Pedro Jiménez García, el detenido por el brutal asesinato de las dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía en un piso del barrio de Bellvitge de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), negó ayer ante los agentes de los Mossos d'Esquadra que las hubiera matado, pero reconoció que estuvo hablando con ellas en el domicilio en el que se cometió el crimen, según Radio Barcelona, de la cadena SER.

Fuentes judiciales explicaron que Jiménez García no aportó "una coartada sólida" durante las dos horas -entre las 19.00 y las 21.00- que estuvo declarando el pasado viernes en la comisaría de L'Hospitalet. Las mismas fuentes agregan que el acusado, nacido en Barcelona y de 35 años, se mantuvo muy frío y calculador y sólo reconoció en principio que estuvo "por la zona". Pero tras dos horas de diálogo intenso, acabó confesando que subió a la vivienda de María Aurora Rodríguez, de 23 años, y de Silvia Nogaledo, de 28. De acuerdo con su versión, estuvo hablando con ellas y después se marchó. También contó que el día del crimen tuvo dos entrevistas de trabajo y estuvo cenando con el sacerdote que asiste en la prisión Modelo de la ciudad. Éste dijo que no había observado ninguna conducta anormal ni nerviosismo en el recluso.

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Retrato de un violador

Estaba previsto que Jiménez García continuara declarando ayer, pero el resultado lo hizo innecesario, informaron fuentes de los mossos. El ciudadano turco que fue detenido junto a Jiménez en Girona, sobre el que pesan cargos por encubrimiento, también estuvo declarando durante el viernes y el sábado. En principio, ambos pasarán hoy a disposición del Juzgado de Instrucción número 4 de L'Hospitalet de Llobregat, que investiga los hechos, para declarar.

Pruebas

A pesar de que el detenido ha negado los hechos, la juez, que ha decretado el secreto de sumario, cuenta con pruebas que podrían "resultar concluyentes", según fuentes de la investigación. Los investigadores analizan los restos de sangre de una navaja de 15 centímetros de hoja que fue encontrada en el lavabo del restaurante barcelonés La Oca, junto a la plaza de Francesc Macià, y unas zapatillas que coinciden con el número que calza el detenido y que también están manchadas de sangre. La policía anunció que ambos objetos pertenecían al detenido. Los investigadores están analizando los restos de sangre para averiguar si son de las agentes.

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Además, en el piso de las víctimas fue encontrada una factura en la que se hallaron huellas del supuesto asesino, que también habrían quedado marcadas en el cinturón de una de las víctimas.

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