Culla describe el litigio árabe-israelí desde el surgimiento del sionismo
El historiador define el conflicto como "el dominio de los grises"
El conflicto árabe-israelí "es el dominio de todos los grises" entre el blanco y el negro. El litigio está presente a diario en los medios de comunicación de todo el mundo. Es raro encontrar a alguien que no tenga una opinión formada, dice el historiador Joan B. Culla, pero todavía es más raro encontrar a alguien que esté "mínimamente informado". Por ello ha escrito, asegura, Israel, el somni i la tragèdia, un libro que repasa esta historia desde el surgimiento del sionismo a finales del siglo XIX.
Joan B. Culla (Barcelona, 1952), profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ha partido de la experiencia histórica israelí para dar forma a Israel, el somni i la tragèdia. Del sionisme al conflicte de Palestina, que acaba de publicar La Campana.
En la presentación del libro, Culla explicó ayer la intención del estudio: "En la opinión pública catalana y española y ante este conflicto se da un fenómeno singular: todo el mundo tiene una filia y una fobia. Sin embargo, no existe una proporción ni tan siquiera mínima entre el entusiasmo opinador y el conocimiento de los antecedentes y los hechos básicos del caso". La mezcla entre "ignorancia" e "hiperinformación" desemboca en "el maniqueísmo, el tópico, el prejuicio y la visión esquemática de la realidad, algo que impide entender por qué pasa lo que pasa". Sólo desde la "complejidad" es posible hablar de ello: "Ni el islamismo palestino armado ni los ultraortodoxos judíos, ni Sharon ni Arafat son de una sola pieza". "No se trata de un enfrentamiento esquemático entre el bien y el mal, entre la razón y la fuerza. No lo era cuando los israelíes lo presentaban así entre los años cuarenta y los sesenta, ni lo es ahora cuando son los palestinos quienes lo describen así".
Culla, que imparte una asignatura de doctorado sobre la cuestión en la UAB, traza esta historia desde el nacimiento del sionismo como una consecuencia del antisemitismo vigente en Europa. Los pogromos en el Este y el caso Dreyfus en Francia se erigen en catalizadores de un movimiento que, poco a poco, irá haciéndose con tierras en Palestina, ya desde finales del siglo XIX. El historiador contextualiza esta primera aliá en "la gran expansión imperialista del Viejo Mundo" en esa época.
Esta circunstancia -el sueño de Israel como "hijo de Europa"- sirve al historiador como primer argumento para rebatir el "tópico" según el cual Israel es una "criatura del imperialismo norteamericano". Pero, después del holocausto, hay más argumentos: "Probablemente, Israel no hubiera nacido en 1948 sin el apoyo de la URSS de Stalin, y sin el político y militar prestado por Francia no habría sobrevivido los primeros 20 años. El patrocinio estadounidense llegó en los años setenta".
El libro se apoya en un notable aparato bibliográfico; Culla asegura, asimismo, haber utilizado las aportaciones de los nuevos historiadores israelíes que, desde la década de 1990, intentan "dar la vuelta a las visiones canónicas de la historia del sionismo y de Israel".
Dice Culla que, "lamentablemente", es posible un futuro "sin paz" en la zona, que las cosas no habían estado jamás "tan envenenadas", una situación que consiste en un "formidable reclamo publicitario" para el terrorismo islámico internacional.
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