El Córdoba se hunde en el pozo

Pasan entrenadores, presidentes y futbolistas, y el Córdoba sigue sin levantar cabeza. Después de seis jornadas, ya está como en las temporadas anteriores, colista con la única, y sorprendente, compañía del Murcia. Tras la derrota del sábado frente al Lleida (0-1), la quinta en seis partidos, el entrenador, Esteban Vigo, dio descanso a la plantilla hasta el martes. El consejo de administración puede darle hoy descanso indefinido al técnico.

En caso de destitución, Esteban seguiría el mismo camino que un puñado de colegas en los últimos tiempos. Es el caso de Verdugo, Crispi, Pepe Murcia, García Remón, Ortuondo, Castro Santos, Portugal y Pedrito. Ninguno consiguió sacar partido de plantillas con muchos nombres, pero sin una base adecuada.

El Córdoba volvió a ser este verano uno de los animadores del mercado. A futbolistas interesantes como Montenegro, Pablo Sierra, Txiki o el guardameta Jáuregi se unieron otros de la talla de Cáceres (Celta), Boris (Real Sociedad), Bilic (Zaragoza) y Armentano (Osasuna). Pero el resultado es el de siempre: un punto, siete goles en contra y uno a favor.

Todos los indicadores del partido del sábado dejan en muy mal lugar al Córdoba. Además de un juego deficiente y una actitud sospechosa, el equipo andaluz cayó víctima de dos errores clamorosos. El primero, del guárdameta Jáuregi, al entregar el balón a Arnal cuando se encontraba fuera de la puerta. Y el definitivo, de Armentano, al fallar un penalty sobre Bilic. Todo ello facilitó la victoria del Lleida, un recién ascendido que con la mitad de presupueto está en la otra esquina de la tabla clasificatoria.

La del Lleida no es la única sorpresa positiva. La cabeza está copada por equipos acostumbrados a luchar por la permanencia, como el Polideportivo Ejido de Pepe Mel, que se impuso en el derbi almeriense y es el nuevo líder. O el Xerez, un club que corrió peligro el pasado verano por las deudas con sus futbolistas, y que ayer fue capaz de empatar en Zorrilla, pese a sufrir un prematuro aguijonazo de Adúriz -el séptimo tanto del Pichichi- y de jugar una hora en inferioridad numérica.