Goles de autor en San Mamés
El Athletic fulmina al Trabzonspor con dos tantos magníficos de Ezquerro y Yeste
He ahí Yeste. Con calzoncillos rojiblancos, de los modernos, pantalones, camisola, el pelo al uno, desaparecido durante muchos minutos, escondido quizás, así como ausente, como Santa Teresa. Y en eso ve la luz. Un balón llovido, controlado con un guante, dos toques de cintura, escapando entre dos centrales, y un disparo sutil, ni fuerte ni débil, pero ajustado. Era el segundo gol, el de la tranquilidad, pero sobre todo era el Yeste esperado, el delicado, el que manda, el que dice este soy yo y no el de los problemas, el silencio con la prensa, con el público; el infantil frente al profesional que con su gol sanciona y tranquiliza la eliminatoria después del tanto primerizo de Ezquerro, sorprendente, como una tormenta de verano. Quizás no hubo más.
ATHLETIC 2 - TRABNZONSPOR 0
Athletic: Aranzubia; Iraola, Murillo, Prieto, Del Horno; Orbaiz, Gurpegui; Etxeberria (Javi González, m. 82), Yeste, Ezquerro (Arriaga, m. 45); y Urzaiz (Azkorra, m. 87).
Trabzonspor: Petkovic; Emrhe, Seyhan, Erdiin, Vulkan (Yilmaz, m. 67); Huseyiin (Thijs, m. 67), Kocak; Yattara, Karadeniz, Lee; y Fatih.
Goles: 1-0. M. 5. Ezquerro quiebra a su marcador y bate a Petkovic con un tiro ajustado al poste. 2-0. M. 61. Jugada personal de Yeste que controla entre dos defensas, los regatea y remata con la izquierda.
Árbitro: Tom Henning (Noruega). Amonestó a Erdim, Huseyin y Kocack.
Unas 38.000 espectadores en San Mamés.
Con la energía adquirida en el partido contra el Madrid, con la estadística en las manos (el Athletic siempre marca) y la autoestima en los pies, el Athletic salió al campo sabiendo que ganaba. Al minuto uno se convenció, cuando Erdim repelió con el brazo extendido un centro de Urzaiz, dentro del área, que el árbitro noruego prefirió confundir con un accidente involuntario. La jugada, por exagerada, fue tan injusta como reconstituyente. En ese momento, el Athletic supo que lo que había pensado en el vestuario era posible, que los turcos del Trabzonspor habían creado un parapeto pero que un par de disparos lo habían agujereado. Que eran débiles en defensa, como en su campo, por estáticos y por mayestáticos, sobraos dicen los chelis. Al minuto cinco, para que no hubiera dudas, Ezquerro clavó el gol en una jugada de libro: recorte por dentro, desde la izquierda, disparo, botón y malintencionado, con la derecha, al palo largo, al que descuida el portero y el contacto con la red en el momento adecuado. A los cinco minutos superar la eliminatoria es algo así como alcanzar el estanque dorado, como quitarse la presión, como empezar de nuevo pero con la sonrisa en la boca.
El mérito estuvo en la presión, en el agobio, en el ritmo inaguantable para un equipo turco que había nacido precavido. Con ese ritmo, la cabeza te indica que guardes la huerta, que te olvides de tus delanteros y protejas las coberturas. Así eran los turcos.
Pero el gol lo cambió todo, porque el Athletic no le hizo aflojar su ritmo, sino al contrario, mantenerlo, incluso intensificarlo. El gol de Ezquerro tuvo un valor doble: primero, superar la eliminatoria; después, acabar con la voluntad de los turcos, predestinados al contragolpe e intimidados a los cinco minutos. Nada mejor que cambiar el paso, cuando el rival tampoco tiene muchas luces. Entre el gol de Ezquerro, psicológico, y el de Yeste, maravilloso, el Athletic se limitó a trabajar, sin mucho lustre pero con un aseo indiscutible. Sólo una vez tiró con peligro el Trabzonspor, cuando ya perdía 2-0, por medio de Karadeniz. Fue su única noticia, su única tarjeta de visita de un pedigrí quizás exagerado. Como su equipo, sobrevalorado por los goles de Turquía, accidentales, inmerecidos. Y el Athletic disfrutando del presente y del futuro, manteniendo su portería a cero, por primera vez en la temporada. Algo tuvo que ver Luis Prieto, un central tan gris como luminoso. Gris para el público, estelar para el equipo por su rapidez al cruce, por su capacidad para rectificar los errores de los demás.
Y entre él y Yeste, por distintos motivos, el Athletic pasó el mal trago de la eliminatoria preliminar. El martes estará en el bombo de la liguilla. Un asunto económico, pero sobre todo de autoestima. Ayer, sin duda,
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