Ronaldinho oficia un buen estreno
El brasileño tira de un equipo que necesitó de mucha paciencia y los mejores recursos para batir a un complicado Shakhtar
Avisado como llegaba a su estreno en el Camp Nou por el apuro que pasó el Milan en Donetsk, el Barcelona se puso ayer tan serio y paciente que necesitó de la versión más lúdica de Ronaldinho para tumbar al Shakhtar en un partido complicadísimo, por mucho que el marcador diga lo contrario. La intervención del brasileño resultó decisiva en un encuentro mudo por la tensión, desapasionado en la grada pese al rango de la competición. Aunque no peligró su triunfo, los azulgrana tardaron una hora para pelar al maquiavélico plantel de Lucescu. Ronaldinho acabó el suspense con dos acciones muy suyas, una en calidad de falso delantero centro -habilitó a Deco- y otra como futbolista singular que es, origen y final del tanto. No hay antídoto contra Ronaldinho. Resuelta la contienda, Rijkaard recurrió a Iniesta, que siempre le da algo extra al equipo y el Barça se entregó a un festival.
BARCELONA 3 - SHAKHTAR DONETSK 0
Barcelona: Valdés; Belleti, Oleguer (Navarro, m. 90), Puyol, Van Bronckhorst; Xavi, Edmilson, Deco (Iniesta, m. 82); Giuly (Larsson, m. 75), Eto'o y Ronaldinho.
Shakhtar Donetsk: Lastuvka; Stoican, Barcauan, Lewandowski, Rat; Duljaj, Tymoshchuk, Vukic (Bakharev, m. 75 Matuzalem; Marica y Brandao (Vorobyey, m. 46).
Goles: 1-0. M. 14. Ronaldinho asiste a Deco que, llegando desde atrás, marca con un disparo cruzado.
2-0. M. 64. Ronaldinho hace una incursión en el área y el portero Lastuvka se abalanza sobre él. El brasileño transforma el penalti.
3-0. M. 88. Eto'o aprovecha una asistencia en el interior del área de Iniesta tras recortar a un defensa y al portero.
Árbitro: Terje Hauge (Noruega). Amonestó a Lewandowski y Van Bronckhorst.
64.148 espectadores en el Camp Nou.
Equipo interesante, fuerte físicamente, muy bien armado, el Shakhtar procuró meter al Barça en un saco. Apretó arriba, tapó la línea de pase de los volantes, se recogió en el centro y se parapetó como un francotirador para salir a la contra. El manual de cualquiera de los rivales que ha enfrentado hasta ahor al Barcelona. El equipo de Rijkaard, consecuentemente, tampoco necesitó de ninguna suerte extraña para poner el partido en franquicia. Apareció Ronaldinho y desequilibró el aparente litigio.
El brasileño mejora la jugada aparentemente más banal. Al Barça le gusta jugar ataques largos cuando el adversario está bien parado. Procura pelotear, jugar al pie y no acelera hasta que aparece Ronaldinho. Xavi o Deco, indistintamente, guardan la posición, recuperan la pelota, si no lo hace después Edmilson, e inician el tic-tac. Igual tocan para el lateral derecho que el izquierdo, depende del que se ofrezca, o conectan con Eto'o, que se baja a la línea de tres cuartos, o profundizan para la diagonal que tira Giuly. A veces depende de la respuesta del contrario. No es fácil mantener la atención ante el fútbol combinativo barcelonista.
Y el Shakhtar se despistó. Robó el balón Xavi y a la que llegó a pies de Ronaldinho, el brasileño habilitó a Deco, infalible en ataque y en defensa, certero en su remate cruzado, aunque necesitara la ayuda de la bota de Stoica El gol, sin embargo, no alteró el paisaje. El Barça continuó masticando demasiado la jugada mientras el Shakhtar seguía aplicándose en defensa. Pese a los temores de Lucescu, su equipo no tuvo miedo escénico, quizá porque el Camp Nou estuvo silencioso, falto de ritmo igual que el equipo, como si ayer se ventilara un partido cualquiera y no la Champions.
Atacaba más el Barcelona y, sin embargo, no remataba con tino. La falta de puntería avaló el dispositivo del Shakhtar, animado igualmente por un par de llegadas venenosas. Por dos veces pasó del medio campo antes de alcanzar el descanso y en las dos olió el gol. Valdés estuvo espléndido ante Marica y a Matuzalem le dio por centrar sin reparar que podía tirar en una penetración que confirmó la excelente organización de su equipo.
Para combatir la ocupación racional del campo del Shakhtar, al Barcelona le faltaba dinamismo, frescura, vitalidad. El de ayer era un equipo más apagado que de costumbre, y el adversario le discutió su jerarquía nada más comenzar el segundo acto con una nueva acción de Marica. Necesitaban los los azulgrana de otro gol para soltarse. Mientras, les podía un respeto reverencial al Shakhtar. Únicamente Giuly agitaba el ataque y la defensa se sentía regularmente exigida. El partido adquirió por momentos una tensión competitiva desproporcionada. Hasta que apareció nuevamente Ronaldinho.
Envalentonado como estaba por el repliegue del Barça, el Shakhtar estiró el cuello decididamente hacia la portería de Valdés. Una pérdida de la pelota le condenó. Le encanta al Barcelona robar y correr. Recuperó Edmilson, que habilitó a Ronaldinho, y el brasileño atravesó el campo hasta plantarse frente a Lastuvka y tirarle un sombrero sobre su salida. El meta tocó la pelota sin poder desbaratar la jugada, que acabó con Ronaldinho derribado y el árbitro señalando córner, hasta que corrigió su decisión previa consulta con el linier. El Barcelona se encontró con un penalti que normalmente sólo se pita a los equipos que actúan como locales y solucionó el partido. Ya relajados, los azulgrana se entregaron a la jarana a partir del segundo tanto. Aparecieron en escena Larsson e Iniesta, y el encuentro fue una fiesta en la cancha y entre la hinchada, enamorada del ariete y del media punta, que le regaló un gol a Eto´o. Iniesta da vida al partido más finiquitado. Juega tan bien el como mal resuelve Larsson en el uno contra uno. Letal como rematador, el sueco se pierde cuando necesita más de un toque. Nadie, en cualquier caso, le reprochó nada sino que le ovacionó en un final precioso para un partido tan delicado.
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