_
_
_
_
FÚTBOL Segunda jornada de la Liga de Campeones

Cincuenta 'regalos' del genio brasileño

Fichó por el Barça para vivir partidos como el de anoche, fiestas de lujo organizadas por la UEFA a las que no había sido nunca invitado y que se había conformado con verlas por la tele mientras jugaba para el Paris Saint Germain. Cuando Ronaldinho decidió mudarse al Camp Nou era consciente de que tardaría en participar de las grandes noches del fútbol continental, obligado a jugar la UEFA. Pero valió la pena esperar 49 partidos y 64 minutos hasta escuchar al Camp Nou en noche de gala corear su nombre. Cumplido el ritual de ponerse cincuenta veces la camiseta del Barça, ayer, por fin, se la puso para salir al campo y jugar en el Camp Nou un partido de la Champions. Según confiesa su compañero Henrik Larsson en una entrevista públicada en la revista de la UEFA, "Ronaldinho es un regalo para el fútbol".

No era el único jugador del Barça que se estrenaba en partido de Liga de Campeones. Por mucho que el camino comenzara en Glasgow, la noche de ayer tenía algo de cita especial. De hecho, también era la primera vez que Frank Rijkaard lo vivía en el banquillo o que el presidente Joan Laporta lo hacía como tal en el palco de un Camp Nou que tuvo que rebajar su aforo en doscientas localidades para contentar a la UEFA y que estrenaba nueva zona de vestuarios. Pero la afición acude al Camp Nou a ver, sobre todo, a Ronaldinho y él lo sabe. Por eso, el brasileño no escatima detalles para satisfacer al público. Por eso lleva cincuenta partidos regalando su fútbol a la hinchada.

Ronaldinho se pasó la primera parte trufando con caños, regates inverosímiles y asistencias imposibles. De sus pies nació la genialidad que originó el primer gol del portugués Deco y aguardó a que, mediada la segunda parte, llegara su momento. Máximo goleador del equipo la temporada pasada, Ronaldinho, pese a que recuerda a todo el mundo que él sólo es un pasador, aún no se había estrenado ante puerta. No tuvo suerte en Glasgow, ante el Celtic, donde falló un penalti. Anoche se le presentó una segunda oportunidad: el portero ucranio le derribó en el área y, esta vez, a diferencia de lo que sucedió en Mallorca -la pena máxima la transformó Eto'o- lo lanzó él.

Tenía tantas ganar de marcar que celebró el gol con un gesto de rabia. Justo él, que no para de reír. Se fue corriendo a la banda para fundirse con la afición en una abrazo que selló su partido cincuenta con el Barça, su primer partido de Champions en el Camp Nou.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_