"Lebrija es un vivero del flamenco sin explotar", dice Manuel de Paula

Manuel de Paula, lebrijano de 48 años, entonará esta noche las deblas de su paisano Diego Fernández El Lebrijano, un cantaor nacido a mediados del XIX y cuyo arte marcó a todo un pueblo. El cantaor, que se apellida Valencia y toma el alias de la familia materna, forma parte del elenco de Voces de Lebrija que se estrenará hoy en el teatro Lope de Vega, dentro de la Bienal de Flamenco.

El espectáculo, dirigido por José Luis Ortiz Nuevo y producido por la Diputación de Sevilla, homenajea a dos lebrijanos: al cantaor Diego Fernández y al desaparecido guitarrista Pedro Bacán. "Diego Fernández fue el creador del cante por deblas, una toná con un matiz distinto, con letras sobre hechos violentos", explicaba ayer De Paula, abatido por la noticia de la muerte de un hijo de 22 años de la cantaora Inés Bacán, quien también formaba parte del elenco. Su ausencia no se sustituirá.

Ortiz Nuevo ha buceado en la hemeroteca para saber de dónde venían las deblas, recogidas por Demófilo Machado. "En 1856 tres gitanos borrachos en una taberna de Triana decidieron matar al primero que apareciera. El asesinato se convirtió en una guerra abierta. La gente salió a la calle a acabar con los gitanos: mataron a 4 e hirieron a 11 y tuvo que entrar la Milicia Nacional en el barrio para acabar con las reyertas. Diego Fernández era entonces un niño y aprendió esas letras", comenta el poeta y ex director de la Bienal de Flamenco.

"Mi cante tiene esa gitanería de la familia y, supongo, que ese matiz lebrijano que no está explotado. Lebrija es un vivero del flamenco que está aún por explotar, no hay más que darse una vuelta por cualquier taberna", explica el cantaor, quien se convirtió en un artista con tan sólo 14 años.

"Yo era muy tímido, pero un primo mío me convenció para cantar en una caseta en la feria de mi pueblo. Hice seguiriyas y la gente lloraba. Ni siquiera mi familia sabía que yo cantaba. Después mi tío me apuntó al Concurso Flamenco Antonio Mairena y lo gané con 14 años. El propio Mairena me dió el premio", recuerda De Paula que el año pasado salió a hombros de un teatro de Ginebra (Suiza). "Me sentí torero, como mi pariente Rafael de Paula".