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Autobuses de lujo 'made in Tianjin'

Decenas de camiones cargados de mercancías hasta los topes intentan abrirse paso a bocinazos en las carreteras colapsadas junto al puerto de Tianjin. La actividad es frenética: bienes que van y vienen junto a uno de los puertos marítimos más activos de China, situado a unos 150 kilómetros al sureste de Pekín.

Pero pocos minutos más allá todo cambia. El caos da paso a un orden quirúrgico, a un paisaje de exposición universal: grandes avenidas flanqueadas por cuidados setos, césped a discreción, pasarelas de diseño galáctico y modernos inmuebles de cristal y acero. Allí, dentro de la zona franca, un edificio de diseño industrial y colores gris y ladrillo reza: Irizar. Es la planta que el carrocero de autobuses perteneciente a Mondragón inauguró en abril del año pasado como parte de su plan de crecimiento en China. Su construcción, sobre un terreno de 60.000 metros cuadrados, supuso una inversión de 18 millones de euros. Irizar Tianjin está participada en un 50% por Irizar, y el otro 50% por tres socios estatales.

La nave, de 18.000 metros cuadrados y más de 250 metros de largo, alberga cuatro líneas de montaje, con una capacidad conjunta de producción de cuatro autocares al día, o entre 1.000 y 1.100 vehículos al año, una cifra que prevé alcanzar cuando esté a pleno rendimiento en 2008, impulsada por la demanda de los Juegos Olímpicos de Pekín. "De momento, producimos 0,5 autobuses diarios, con el objetivo de llegar a uno al día antes de que finalice el año y poner la segunda línea en marcha en 2005", dice José García, responsable de Irizar para China e India. En la nave se alinean una docena de vehículos, unos con poco más que el chasis y la estructura tubular, otros casi acabados.

La fábrica recibe los chasis con la mecánica incluida de suministradores como MAN, Nissan o Mercedes, y sobre ellos monta las carrocerías, en un trabajo artesanal. Irizar Tianjin ensambla autobuses de lujo e interurbanos y está trabajando en dos prototipos de urbanos, uno de ellos con gas natural. Sus clientes son líneas de transporte de pasajeros privadas y agencias estatales, como la de turismo de Tianjin. Toda la producción se vende localmente.

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