Al ritmo de la inflación
Polonia crece un 6,1% trimestral, pero no logra controlar sus precios
La economía polaca, la más grande de los diez nuevos miembros de la Unión Europea, crece a un ritmo frenético gracias al desembarco masivo de inversiones extranjeras durante los últimos dos años. No obstante, la inflación, el alto desempleo, el retraso de reformas estructurales y el elevado déficit público, ponen en riesgo el desarrollo del país en el largo plazo
Uno de cada dos polacos no tiene trabajo, con una tasa de empleados que sólo llega al 51,2%, la más baja de la Unión Europea
El PIB de Polonia creció un 6,1% interanual durante el segundo trimestre del año, tras elevarse un 6,9% en los tres primeros meses de 2004
La economía polaca es, en estos momentos, una de las más dinámicas de todo el continente. Durante el segundo trimestre del año su producto interior bruto (PIB) tuvo un crecimiento interanual del 6,1%, tras elevarse un 6,9% durante los primeros tres meses de 2004. Estos datos superan en casi dos puntos las previsiones del Banco Mundial para el año.
El principal catalizador de este crecimiento ha sido la llegada de capitales foráneos, que ha permitido modernizar el sector productivo del país. La inversión extranjera directa en Polonia llegó a los 68.000 millones de dólares en 2003. Según los analistas, esta inversión debería verse dinamizada durante este año por la entrada del país en la Unión Europea. El PIB polaco ronda los 180.000 millones dólares, lo que la convierte en la mayor economía de las diez que ingresaron en la UE en mayo.
Sin embargo, este despegue económico ha disparado los precios, elevando la tasa de inflación a un 4,6% en agosto. Los expertos sitúan en un 5% este indicador al cierre de este año. El gran dolor de cabeza han sido los precios de los alimentos, el principal componente de la cesta de productos que miden la inflación en este país.
Endurecimiento monetario
Para controlar esta inflación que duplica a la de la eurozona, el Banco Central polaco ha comenzado una agresiva política monetaria que ha situado sus tipos de interés en un 6,5%. Desde junio, la tasa ha crecido en 125 puntos básicos y no se descarta que siga incrementándose en los próximos meses, para frenar lo que se ha considerado un amago de "sobrecalentamiento económico".
No obstante, la principal traba para que la economía polaca se desarrolle en el largo plazo es su elevada tasa de desempleo. Según datos de Eurostat, uno de cada dos polacos no tiene trabajo, con una la tasa de empleados que llega al 51,2%, la más baja de la Unión Europea. El desempleo cerró 2003 en un 19% de la población activa, desde un 11% en 1999.
Gran parte de esta pérdida paulatina de puestos de trabajo se explica por el lento tránsito del país desde un modelo productivo secundario a un modelo de servicios. El principal lastre es un sector agrícola altamente ineficiente y una excesiva dependencia de la industria de materiales pesados.
Déficit público
A esto se suma un elevado y creciente déficit público que pone en peligro la inversión extranjera en el largo plazo. En los últimos dos años, el déficit superó el 6% del PIB y en 2004 podría llegar al 8,3% según analistas locales. Además, la deuda externa privada ha aumentado fuertemente y la deuda pública ya llega al 44% del PIB.
Pero no todo es desfavorable. Desde que se liberalizó la economía, a principios de la década pasada, ha aumentado la seguridad de las inversiones extranjeras y la repatriación de dividendos no plantea problemas. No obstante, los analistas coinciden en que el aparato administrativo sigue siendo imperfecto ya que falta transparencia burocrática y en determinados casos aún existe corrupción.
El dinamismo de reformas estructurales que mejoren este panorama tampoco se ha trasladado al programa estatal de privatizaciones. A pesar de que la ley de 2001 sobre igualdad de inversiones ha impulsado la llegada de capital foráneo, aún queda pendiente la concesión de varias empresas líderes en el sector energético, banca, industria alimenticia, defensa, petroquímica y transporte.
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