Jiménez indulta a 'Zorrero'
Zorrero, número 48, de la ganadería de Fuente Ymbro, pasó ayer a la historia por ser el primer toro indultado en la feria de Algemesí, aunque en el año 1969 corriera la misma suerte un novillo. Un gran toro, sin duda, el de Fuente Ymbro. Todo un espectáculo de bravura, de nobleza y de clase. Visto lo visto en los dos anteriores, a los que se masacró en varas y frustraron lo que prometían, César Jiménez lo cuidó en el primer tercio. Zorrero cumplió con el caballo y en banderillas, tras dos grandes pares de El Chano, descubrió su verdad. Todo alegría en ese tercio, para no parar ya de embestir. Una máquina bien engrasada. Toro y torero jugaron su suerte a la par. La faena, iniciada con varios pases por alto, de costadillo, tomó vuelo muy pronto. Medidas las distancias, sin apenas provocar el torero, el toro se cosió literalmente a la muleta de Jiménez. No hubo descanso. Ni el torero se lo daba al toro, y a la inversa. La suerte del toro estaba echada y por más que el presidente se resistió al final tuvo que ceder ante el clamor popular. Y también la justicia de perdonar la vida a tan excepcional ejemplar.
Ymbro, Guadaira / Galán, Barrera, Jiménez
Un toro para rejones de Guadaira y cuatro de Fuente Ymbro, lustrosos y bravos. Al último, excepcional, se le perdonó la vida. Sergio Galán: una oreja. Vicente Barrera: dos orejas y saludos tras aviso. César Jiménez: oreja y dos orejas y rabo simbólicos tras aviso. Plaza de Algemesí. 25 de septiembre. 8ª de feria. Lleno.
Sin llegar a lo de ese Zorrero, el primero fue otro gran toro. Bravo, enrazado. Todo ímpetu, codicioso. Casi fiero. Barrera lo aguantó con firmeza en faena limpia, bien ligada y también larga. Dejó que le picaran mucho al cuarto, que se empleó tanto que acabó gastado. Buen aire tenía el toro por el pitón derecho, aunque por el otro no pasara. Sorda la labor de Barrera, que se metió en alardes finales una vez ahogado el toro.
Casi lo mismo que al cuarto le sucedió al primero de Jiménez. Le dieron fuerte en el caballo y llegó áspero y sin entrega a banderillas. Un vibrante comienzo de rodillas, fulgurante, en una faena que fue perdiendo fuerza a medida que el toro se apagaba.
Sergio Galán, sustituto de Álvaro Montes, no repitió el triunfo del día anterior. Gordo y grande el de Guadaira, que mas que despuntado parecía mutilado de pitones, le complicó algo la vida. Apretó mucho el toro y Galán pasó por algunos apuros. Los riesgos llegaron solos, incapaces de predecir por el sorpresivo comportamiento del toro. Duro trabajo el de Galán, que estuvo certero al clavar.
Babelia
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