"Pinto objetos figurativos a los que les doy un sentido humano"
En el magnífico poema 'El albatros' (Las flores del mal) encontrará el lector al poeta, pero también al artista, sutilmente aliado a la figura del "rey de las alturas" arrastrando por la cubierta del barco sus alas "como remos". La crueldad del verso de Baudelaire sugiere el fracaso en la disciplina de su exilio en tierra: "sus alas de gigante le impiden dar un paso". Para entender gran parte de lo que es radical en la obra de Ángela de la Cruz (A Coruña, 1965) sugerimos la comparación con estos "vecinos de la tempestad", felizmente escépticos ante el mundo de ahí abajo, torpes, desmesurados, el estímulo para una visión dramática de la pintura que se retuerce en su cáscara, la picotea y la rompe, para expandirse fuera de sí mientras el flujo y el reflujo del color deseca y anega alternativamente su gracia. "Me atraen especialmente esos personajes que se salen de sí mismos, como los gigantes, tan ajenos a esa armonía triste que nos envuelve. Mi pintura es así, son objetos figurativos a los que les doy un sentido humano, son mis niños".
De la Cruz corta telas y envuelve en ellas los trozos de un bastidor; después, "esa piel y esos huesos" parecen retorcerse en el suelo de su estudio. Aquella primera pintura se llamó Ashamed (1995). Un año más tarde tituló Homeless a la primera tela que rompió: "Estaba en mi estudio, recibí la noticia de la muerte de mi padre, y la rompí, no de rabia, sino de tristeza. Entonces me di cuenta de que tenía en mis manos la posibilidad de relacionarme de otra forma con mi trabajo".
Así empieza a descubrir los cinco sentidos de su pintura y les pone nombre: Las Every-day paintings o pinturas de lo cotidiano que interactúan con otras obras para crear pinturas-objeto; las Site-specific paintings, que abandonan el plano vertical tradicional; las Commodity paintings, que enfatizan los conceptos de serie y repetición; las Recycled paintings, que reutilizan el bastidor hasta el infinito pintando a partir de otras pinturas, y las Still-life paintings, que incorporan un objeto. "En mi obra", explica, "está toda la filosofía de Blanchot, y de Derrida, que es mi héroe, recuerdo la primera vez que oí a un filósofo hablando en público. La gente que sólo habla de arte me parece poco interesante".
Aquellas dos pinturas blancas viven hoy en su estudio como desposeídas, la primera en una esquina, la segunda "estrellada" sobre el suelo, como un meteorito. "Parto de la tradición, obviamente la historia es muy importante para mí, pero hay otros caminos que me interesa experimentar, existen otros lenguajes que nos hablan también de la pintura".
A veces la tela se convier-
te como significante en una "naturaleza muerta", es cuando descubrimos su serie de los Clutter (desorden) en colores tan humanos: el rojo sangre, el marrón excremental, el crema del semen.
De la Cruz lleva más de quince años residiendo en Londres. Allí hizo sus estudios en escultura y teoría del arte y está considerada una de las artistas más interesantes de su generación. Una de las actividades que considera más importante es la de la enseñanza. Compara su experiencia como docente en la universidad de Oxford con el trabajo que prepara para el MARCO de Vigo, dos pinturas-esculturas in situ tituladas Larger than life (más grande que la vida) y Stuck (incrustado); la primera es una inmensa tela arrugada que invade la sala principal del Espacio Anexo del Museo y es visible sólo desde el exterior, mientras la otra bloquea el paso a los visitantes de la segunda sala al incrustarse en la entrada del pasillo de acceso a la misma. "Son obras muy complejas, no las hubiera podido hacer si no fuera por los estudiantes, han aprendido mucho de esta experiencia, yo les he enseñado pero ellos me han dado mucho más, son buenos artistas, no quiero simples ayudantes, me gusta que tengan ese brillo en los ojos que sabes que un día te van a dejar".
Ésta es la primera exposición de Ángela de la Cruz en su país. "Antes estaba obsesionada con exponer en mi país, trabajaba muchísimo, me preguntaba por qué aquí no encajaba mi trabajo y me contestaba que a lo mejor este público no tenía nada que ver con mi obra. Todo eso se acabó, ahora sé que lo mejor no está en España, ni aquí ni en ninguna parte. Vivo rodeada de gente de tantos países que he perdido ese sentido de la patria, mi relación es más sentimental, sólo pienso en mi familia, en que ahora por fin mi madre podrá ver mi trabajo".
Larger than life. MARCO. Calle del Príncipe, 54. Vigo. Hasta el 5 de diciembre.
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