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Reportaje:

Una visión moderna de la naturaleza

La exposición Prerrafaelitas. La visión de la naturaleza exhibirá a partir del próximo día 29 un centenar largo de cuadros y fotografías vinculados a este movimiento artístico británico, que se generó en Londres en el año 1848. La muestra organizada por la Tate Britain con la colaboración de la Alte Nationalgalerie de Berlín y "la Caixa", recorriendo sus tres respectivas sedes, ha contado como comisarios con Allen Stanley y Christopher Newall, los cuales han basado su selección en el tema, para entendernos, del paisaje. Antes de comentar el sentido que preside la elección de este punto de vista, conviene recordar que el movimiento de los prerrafaelitas, como, en cierto modo, el de todos los movimientos del siglo XIX que no pasaron por el cendal parisiense de vanguardia, fue menospreciado y obviamente muy poco conocido, fuera del Reino Unido, hasta hace relativamente poco. Por otra parte, su aspecto de grupo romántico tardío, que irrumpía en escena durante la revolucionaria fecha de 1848, casi medio siglo después de los Nazarenos alemanes, tampoco ayudó a una comprensión adecuada de este polémico movimiento formado por artistas plásticos, escritores e intelectuales de diversa especie. De todas formas, dentro de la completa revisión a la que se viene sometiendo al arte del XIX desde aproximadamente el último cuarto del XX, se fue comprendiendo, en primer lugar, el papel crucial de los prerrafaelitas en la modernización del arte británico, y, luego, la notabilísima importancia y originalidad que tuvo por sí mismo. En este sentido, se han multiplicado las exposiciones colectivas de este grupo o de algunas de sus figuras mayores, como las de Dante Gabriel Rossetti o Edward Burne-Jones, lo cual ha dado una popularidad merecida a estos muy dotados e interesantes artistas.

Su hipertrofiado realismo óptico, les llevó a captar los detalles más minúsculos como si mirasen con una lupa de enorme aumento
El género del paisaje fue durante el XIX el principal laboratorio del vanguardismo
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Exaltación de la quimera

El haberse autoproclamado co-

mo Hermandad Prerrafaelita; esto es: como una congregación, más que un grupo, y el haber apelado como fuente de inspiración a lo realizado antes de Rafael, o, lo que es lo mismo, al arte anterior al siglo XVI, fue, en principio, lo que les condenó a soportar el malentendido de sólo ser una excrecencia tardía de los primeros románticos germánicos de inclinaciones místicas. Evidentemente, claro que guardaron alguna relación con los Nazarenos, sobre todo, a través del pintor Ford Madox Brown, que los conoció en Italia y actuó de correa de transmisión, aunque él mismo jamás se inscribió en la hermandad; pero, en el fondo y en la forma, las diferencias entre ambos grupos fue tan grande como la distancia temporal que los separó. En todo caso, conviene ya advertir que la perspectiva adoptada en la presente exposición no es sólo la de sumarse, sin más, al justo reconocimiento crítico de los prerrafaelitas hoy en boga, sino destacar monográficamente su aportación al género del paisaje, que fue, durante el XIX, como es sabido, el principal laboratorio del vanguardismo, desde los románticos hasta los impresionistas.

Por todo ello, cuesta imaginar que hasta una fecha tan reciente no se le haya ocurrido casi a nadie plantear la cuestión del paisaje prerrafaelita mediante una exposición, a pesar de haber sido la pintura británica la primera en llamar la atención sobre la importancia de este género, que ya lo trató de forma innovadora durante el siglo XVIII, pero que lo llevó a su culminación con ese par de descomunales figuras complementarias, como fueron Constable y Turner, sin cuyo concurso se hubiera hecho inexplicable el propio impresionismo.

Parecía, por tanto, casi de todo punto incomprensible, que, tras esa formidable eclosión de poetas y pintores dedicados a la exaltación moderna de la naturaleza, se hubiera producido semejante caída en el vacío. Como ahora vemos, no fue, ni mucho menos, así, sólo por lo que al respecto realizaron algunos de los más conspicuos representantes de la hermandad o de sus aledaños, como, sobre todo, el ya citado Madox Brown o Holman Hunt y Everett Millais, por no citar, entre otros, la presencia tutelar de John Ruskin o la afinidad demostrada por el escritor Thomas Hardy, narrador de la Inglaterra rural.

Abreviando, tres son, a mi modo de ver, las características más innovadoras de la visión del paisaje por parte de los prerrafaelitas: en primer lugar, su precoz impulso de pintar directamente sobre el motivo, al aire libre; en segundo, su aceptación indiscriminada de cualquier tema, por modesto o trivial que fuera en la naturaleza, como inspiración; y, en tercero, lo que podríamos llamar su hipertrofiado realismo óptico, que les llevó a captar los detalles más minúsculos, con una precisión que desbordaba la minuciosidad de los primitivos exaltados por los románticos, como si los prerrafaelitas mirasen con la ayuda de una lupa de enorme aumento. Si a esta sofisticada técnica le unimos una sensibilidad exquisita, una pasión sentimental de hondo calado, la búsqueda de un nuevo simbolismo, un misticismo mórbido y una muy moderna preocupación social, comprenderemos la importancia histórica objetiva del paisaje prerrafaelita.

Por lo demás, hay en la

presente exposición un aspecto ambivalente que también la singulariza: que, en vez de conformarse con los grandes y más populares miembros de este movimiento, ha añadido en la selección de artistas exhibidos un buen montón de figuras menos conocidas o hasta por completo desconocidas fuera del ámbito británico especializado, pero no sólo por escoger a pintores del grupo, si se quiere, "menores", sino por incluir también a artistas influidos circunstancialmente o colindantes.

Lo que aporta esta comprometida decisión, para mí no desacertada, compensa la posible perplejidad que puede causar, entre el gran público, el encontrarse con nombres poco o nada familiares. No se trata sólo de poder ensanchar, gracias a ello, nuestro todavía escaso conocimiento del arte británico de la época, ni tampoco que así se evite la reiteración tópica, sino que enriquece y aguza nuestra visión del fenómeno, mediante una casuística más amplia y compleja. Sea como sea, de lo que no me cabe la menor duda es de que el visitante de la presente convocatoria tiene garantizado un inesperado disfrute y que hay mil razones diferentes para ello, porque éstas no se limitan sólo a los valores estrictamente pictóricos, sino que afectan a los campos culturales y científicos más diversos.

Prerrafaelitas. La visión de la naturaleza. Del 29 de septiembre al 9 de enero de 2005. Fundación "la Caixa". Serrano, 60, Madrid.

'Mayo en Regent's Park' (1851), de Charles Allston Collins.
'Mayo en Regent's Park' (1851), de Charles Allston Collins.

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