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MARÍA SHARAPOVA | TENIS | Rusia se adjudica tres de los cuatro torneos 'grandes'

Una convicción inquebrantable

Lo que más sorprende de María Sharapova, al margen de su belleza, es la inquebrantable convicción de que puede ganar cualquier partido. Eso fue precisamente lo que llevó al triunfo en Wimbledon a esta tenista rusa que completó su incipiente formación fuera de su país: en el campo de entrenamiento de Nick Bollettieri en Brandenton (Florida), en Estados Unidos. La imagen de Sharapova no engaña. Tal vez ni siquiera es la más bonita de las tres campeonas rusas, pero, en cambio, es indudablemente la que tiene más glamour, la que mejor vende su imagen. Nacida en Nyagan, en Siberia, porque sus padres huyeron de las proximidades de Chernóbil para que naciera en otro entorno menos contaminado, Sharapova fue descubierta por Martina Navratilova cuando jugaba un torneo en Moscú a los ocho años. "Aconsejé a sus padres que la trajeran a Estados Unidos porque tenía muchas posibilidades", comenta la ex checa. A los nueve años viajó a Florida.

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Como suele ocurrir en todos los jugadores formados en la escuela de Bollettieri, Sharapova desarrolló al máximo los dos golpes de fondo que tenía de forma natural. Es una técnica que ya se había visto en Jim Courier o antes incluso con Aaron Krickstein o Jimmy Arias, todos ellos hombres que poseían un tenis poco completo, pero con uno o dos golpes ganadores. Sharapova tiene un buen saque y dos grandes golpes de fondo. Ésas son sus principales virtudes. Y sabe utilizarlas a la perfección, combinándolas de forma magistral hasta lograr desbordar a sus rivales. Su potencia es notable, tal y como quedó demostrado en la final de Wimbledon, en la que fue capaz de marcar el ritmo frente a Serena Williams. Pero lo que más desconcertó tanto a la menor de las Williams como a los técnicos fue la fuerza mental que desplegó, a pesar de sus 17 años, para no arrugarse en una situación de tanta presión. En Wimbledon no lo hizo. Pero en otros torneos ha mostrado debilidades. Y eso puede resultar realmente peligroso. El potencial de Sharapova está ahí. Pero necesita el complemento mental para sacarle el máximo rendimiento.

María Sharapova, campeona de Wimbledon.
María Sharapova, campeona de Wimbledon.EFE

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