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Crónica:FÚTBOL | Segunda jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Forlán malgasta todas sus balas

El Villarreal acusa su desacierto rematador ante una Real Sociedad demasiado indefinida

El Villarreal tiene los rasgos de un equipo interesante, de los que mezclan el gusto por sobar el balón, pero no descartan darle velocidad. La presencia de Riquelme, más dado al trote cansino, le pone la pausa, pero no frena el juego. Él sabe que es el eje y que los demás corren a su alrededor, especialmente ahora que cuenta con Forlán, un rayo con técnica sobrada. Eso sí, el Villarreal era ayer un equipo cojo. Sin zurdos en el equipo, la banda izquierda es un desierto absoluto, al que alguna vez Riquelme se asoma a ver qué pasa y por donde a veces transita el mozambiqueño Armando Sá, a quien el técnico, Manuel Luis Pellegrini, le había abierto un carril muy largo.

La Real tiene los rasgos de un equipo que aún no sabe muy bien qué hacer, que está en período de pruebas tanto con el sistema como en la elección de los futbolista. José María Amorrortu eligió ayer a Mikel Alonso para que ocupara el hueco de su hermano Xabi, vendido al Liverpool. El mayor de los Alonso lo hizo correctamente, poniendo candado al juego de Riquelme, pero le falló estrepitosamente Arteta, fuera de sitio, impreciso, inconstante, incapaz de conducir el ataque de su equipo.

VILLARREAL 0 - REAL SOCIEDAD 0

Villarreal: Reina; Javi Venta, Gonzalo Rodríguez, Quique Álvarez, Armando Sá; Cazorla, Josico (Battaglia, m. 76), Senna, Riquelme; Xisco (Font, m. 66) y Diego Forlán.

Real Sociedad: Riesgo; López Rekarte, Jauregi, Luiz Alberto, Garrido; Karpin (Xabi Prieto, m. 81), Mikel Alonso, Arteta (Alkiza, m. 58), Gabilondo (Gari Uranga, m. 64); Nihat y Kovacevic.

Árbitro: Pino Zamorano. Amonestó a Mikel Alonso, Alkiza, López Rekarte y Quique Álvarez.

Unos 15.000 espectadores en El Madrigal.

Por eso el partido tuvo aires de monólogo del cuadro castellonense. Dominó el juego aéreo en el ataque, pero, sin suerte. Tuvo ocasiones manifiestas de Forlán y Cazorla, habituales en el área realista, que no encontraron extrañamente la red. Por El Madrigal vagaba la imagen del lesionado Anderson como una sombra del gol. Forlán es mas creador que definidor y el Villarreal pagó esa ausencia.

La Real vivió de un error clamoroso de Kovacevic, en un magnífico centro de Garrido, y de un semitaconazo del delantero serbio que rozó el poste de Reina en un pase de la muerte.

El Villarreal hizo por momentos encajes de bolillo, fútbol al primer toque, a veces atolondrado, a veces estropeado por el terreno de juego. Y, cuando nada de eso ocurría, Forlán erraba el tiro. El ex jugador del Manchester tiene una tendencia exagerada al golpeo violento y a veces la definición requiere tacto. A falta de diez minutos lo exageró tanto que envió al cielo un balón muerto a sus pies tras la mejor combinación de su equipo. Demasiada penitencia para su buen juego. Demasiado castigo para un futbolista tocado con una aureola fantástica.

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