Los chinos salen de viaje
El país asiático estimula el turismo de sus ciudadanos tras entrar en vigor el pacto con 60 Estados para agilizar visados
La pasada semana, medio centenar de turistas chinos fueron recibidos con honores en Ginebra, donde cenaron en el Palacio de las Naciones (sede de la ONU en Suiza), y vieron cómo la fuente de 140 metros de altura, situada en el lago Leman, que simboliza la ciudad, era iluminada de color.La ocasión lo merecía, según las autoridades del país alpino. Se trata del primer grupo de ciudadanos del Imperio del Centro que viaja a Europa bajo el denominado estatus de destino autorizado (EDA), un acuerdo rubricado el pasado febrero y que se ha puesto en marcha el 1 de septiembre, que facilita la emisión de visados a los turistas del país asiático, dándoles libre acceso al Viejo Continente. Son la avanzadilla de lo que se prevé será la explosión del turismo chino en todo el mundo en los próximos años. Un sabroso pastel que nadie quiere perderse.
La OMT prevé que China se convierta en uno de los principales emisores de viajeros
Según la Organización Mundial de Turismo (OMT), el gigante asiático se convertirá en el primer receptor de visitantes en el año 2020 y se situará entre los primeros emisores, con unos 100 millones de salidas al extranjero. "Cada vez va más gente fuera. Quieren ver otros países, conocer otras culturas, y, claro, también hacer compras", explica Ana Hong, de la agencia China Root. Pekín ha sellado el EDA con más de 60 países en todo el mundo, entre ellos, 29 en Europa (los 25 de la UE salvo el Reino Unido, más Islandia, Noruega, Suiza, Liechtenstein y Rumania).
El grupo inaugural, que aterrizó en París y finalizó su estancia europea de 12 días en Italia, se beneficia así de la simplificación de los trámites de petición de visado, que suponen un verdadero quebradero de cabeza para muchos chinos que quieren conocer Europa. Hasta la entrada en vigor del pacto, los grupos no podían entrar en la UE y los viajes individuales sólo eran posibles con algunos estados miembros. Las demás personas se desplazaban con visados de negocios o para visitas familiares, y a la vez hacían turismo.
Un total de 20 millones de chinos cruzaron el año pasado sus fronteras, un 21% más que en 2002. De momento, la mayor parte de las salidas son de corta duración, a destinos como Hong Kong, Macao o Tailandia. Pero las nuevas normativas decretadas por Pekín, que permiten a los habitantes de las ciudades obtener el pasaporte sin tener que pedir permiso en la empresa, y el incremento de la capacidad adquisitiva de la población han creado una creciente demanda, cortejada por Gobiernos y compañías extranjeras.
"El mercado potencial es de 30 a 40 millones de personas. Se calcula que unos 60 millones de chinos cuentan actualmente con una renta personal disponible igual a la media de los 15 países de la UE, antes de la ampliación", asegura Arturo Claver, consejero de turismo de la embajada de España en China. "Japón envía unas 300.000 personas a España al año, creo que otros tantos podrían ser chinos". En ese potencial se basa Comercio en su petición a Iberia para que abra una ruta regular entre Madrid y Pekín.
Pero la marcha hasta esa cifra será larga. España concedió 7.000 visados de corta duración el año pasado, frente a unos 140.000 Francia y 120.000 Alemania, según Claver. Estos dos últimos países, así como Italia, están mejor situados para captar la demanda, ya que llevan años preparando el terreno, tienen mayor imagen, están situados en el centro de Europa y poseen numerosos vuelos directos con China. Además, España no tiene consulado en Guangzhou, la primera provincia emisora de viajeros -donde sí lo va a abrir Finlandia-, aunque están en ampliación los de Pekín y Shanghai. Los expertos consultados afirman que la mayoría de los chinos que decidan ir a España, ya habrán estado en Francia o Italia, o bien conjugarán el viaje a la Península con otros países.
El EDA va a crear muchas oportunidades de negocio. En China, hay 528 agencias autorizadas por el Gobierno para emitir grupos de turistas (había menos de 70 en 1999), y en España un centenar para recibirlos. En caso de que algún turista decida no regresar, Pekín deberá hacerse cargo de la repatriación. Además, la entidad emisora corre el riesgo de ser expendientada, lo que ha llevado a las empresas chinas a exigir a los viajeros fuertes depósitos (entre 30.000 y 50.000 yuanes, de 3.000 a 5.000 euros, según aseguran fuentes del sector) para luchar contra la emigración ilegal.
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