Los malos lectores
Los mayores les miran desde arriba en su juego:
han encontrado un sapo en el jardín.
Le tiran de las patas y lo admiran,
pero pasada la primera duda,
de asombro al descubrir ese volumen
que no creían con respiración,
lo lanzan por el aire, y cae de espaldas
mostrando un vientre blanco, blando, con estrías.
Aturdido, se intenta incorporar
para huir del peligro. Es atrapado
justo al caerles a los pies el cigarrillo
que del balcón acaban de lanzarles
con un grito que anuncia la tortura
que aprendieron los padres hace años
cuando otro igual con un petardo reventaron.
De mano en mano han hecho que fumara,
y al perro han dado a oler la sumisión
de la bestia que esconde su mareo
debajo de unas hojas, torpemente.
Si lo diseccionasen boca arriba,
abriéndolo en canal sobre una mesa,
verían que su aspecto repugnante
oculta un nuevo acierto natural
que ha ido perfeccionándose, a fuerza de milenios,
para hacer de él un dios, sobre los lodos
de una charca tupida de mosquitos.
Demasiado ignorantes, los niños lo han pinchado
girándolo ayudados de un bastón,
emblema del ingenio que tienen en sus dedos
y de la decepción de no saber usarlo.
Los llaman a cenar, concluye el juego,
y levantando más de una protesta,
olvidan el juguete que han tenido.
El batracio se aleja, al paso lento
de los que arrastran un terrible sino.
Mañana al clarear, hormigas negras
encima de su vientre darán vueltas,
y una garza sabrá sacar provecho.
ELS MALS LECTORS
Els grans se'ls miren des de dalt com juguen: / han trobat un gripau dins del jardí. / L'estiren de les potes i el contemplen, / però passat un primer instant de dubte, / de meravella en descobrir un volum / que no van creure mai que respirés, / el fan volar per l'aire, i cau d'esquena / mostrant un ventre blanc, tou i estriat. / Estabornit, s'intenta redreçar / i fugir del perill, però l'encalcen, / just quan els cau als peus la cigarreta / que des del balcó estant els han llençat / amb un crit que anuncia la tortura / que els pares van aprendre fa molts anys, / quan van rebentar-ne un amb un petard. / Han fet fumar el gripau, n'han disposat, / i han fet ensumar al gos la mansuetud / de la bèstia que amaga el seu mareig, / maldestrament, a sota d'unes fulles. / Si ara el disseccionessin panxa enlaire, / l'obrissin en canal sobre una taula, / veurien que l'aspecte repugnant / amaga un nou encert de la natura / que ha anat perfeccionant, amb milers d'anys, / per convertir-lo en déu, al mig del fang, / d'alguna bassa de mosquits d'estiu. / No obstant els nens, massa ignorants, el punxen, / el van girant amb un bastó trobat / que és símbol de l'enginy que hi ha als seus dits, / del desànim per no saber què fer-ne.
Els criden a sopar, s'acaba el joc, / i mentre aixequen més d"una protesta, / i obliden la joguina que han tingut, / el batraci s'allunya amb un pas lent, / imprecís, que arrossega un fat terrible. / Demà quan serà clar, i formigues negres / es vagin passejant sobre el seu ventre, / algun agró sabrà treure'n profit.
Jordi Julià (Sant Celoni, Barcelona, 1972) es autor del libro de poemas Els déus de fang / Los dioses de arcilla y del ensayo Un segle de lectura (Edicions 62).
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